“Me llevo muy bien con Villalibre porque tenemos gustos comunes”

A Unai Egiluz le costará olvidar el partido que disputó el Athletic ante la UE Rubí el pasado 1 de noviembre y que le permitió pasar a la segunda eliminatoria de Copa. Fue el día de su debut oficial con el equipo bilbaíno. Con 21 años y un físico imponente –mide 1,86 centímetros–, el central de Durango cumple ahora su segunda campaña en el Bilbao Athletic.

-Llegaste a Lezama en 2018, en edad juvenil, procedente de la Cultural de Durango. ¿En qué equipos habías jugado antes?
-Empecé jugando en el equipo de Lauaxeta y de ahí pasé a la Cultural, hasta que un día Amorrortu (el que fuera director deportivo rojiblanco hasta 2019) se fijó en mí. Fue él quien me llevó a Lezama. Tengo muy buenos recuerdos de aquella época en la ‘Cultu’ con Jonathan, Aitor Maiztegi…

-Te subieron del Basconia al Bilbao Athletic en una temporada que tuvo que ser difícil porque acabasteis descendiendo. ¿Se nota mucho el cambio de Tercera División a Primera Federación?
-Se nota muchísimo porque vas a una categoría en la que hay futbolistas que han jugado en Primera y Segunda División con mucha experiencia y mucha calidad. La temporada fue muy dura porque, por mucho que lo intentábamos, las cosas no salían a pesar de que teníamos un buen grupo, nos llevábamos bien y hasta jugadores de otros equipos nos decían que éramos bastante mejores de lo que la clasificación reflejaba. Nos cayeron muchísimos palos, pero al final lo tienes que vivir como un aprendizaje más. Todos aprendimos muchísimo.

-Nada que ver con esta campaña. Vais líderes, acabáis de conseguir la décima victoria consecutiva…
-Sí, estamos viviendo la otra cara de la moneda. Jugamos bien y parece que nos sale todo.

-¿Cuánto tiene que ver con este buen momento Carlos Gurpegi, vuestro actual entrenador?
-Está claro que Gurpegi sabe cómo llevarnos, cómo tratarnos… Además, le admiramos mucho como futbolista y como persona del club. Vamos con él a muerte. Nuestro objetivo desde el primer día ha sido regresar a Primera Federación y, de momento, vamos por el buen camino.

“Para alguien nacido en Bizkaia, jugar en el Athletic es de los mayores orgullos que puedes tener”

-Y llega el día de tu debut con el Athletic. ¿Cómo te enteras de que vas a ser titular en Copa?
-Dos horas antes durante la charla previa al partido.

-¿Intuías algo? ¿Te comentó algo Ernesto Valverde?
-Sí que tenía esperanzas y durante el día estuve algo nervioso, pero no me dijo nada antes. Me enteré en el mismo momento que mis compañeros.

-¿Y cómo te encontraste durante el partido?
-Me sentí cómodo, aunque la verdad es que acabé el partido un poco tieso. Quería demostrar que me merecía la oportunidad porque desde pequeño mi sueño ha sido ser futbolista, fichar por el Athletic, jugar en San Mamés y poder vivir de ello. Era mi sueño y todavía sigue siéndolo. De hecho, cuando me llamaron de Lezama para militar en el juvenil me llevé una alegría del copón. Sabía que el camino iba a ser duro, pero sigues entrenando y dando pasos, y cada vez lo ves más cerca.

“Muy cercanos”

-En julio ya te llevaste la primera sorpresa cuando te anunciaron que ibas a viajar con la primera plantilla a la gira por México.
-Sí, recibí una llamada de Mikel González que me dejó temblando, medio bloqueado. Como Paredes había jugado el Europeo Sub-21 y Yerai estaba lesionado, recurrieron a mí. No me lo esperaba para nada, así que la alegría fue inmensa. Lo primero que hice fue llamar a mi aita y a mi representante a todo correr.

-¿Y ahora? ¿Cuál es el siguiente reto?
-Poder debutar en San Mamés en un partido oficial y saber qué se siente al saltar al campo. He estado muchas veces en el campo como espectador y jugar allí ¡tiene que ser la hostia! Estando en juveniles, cuando estaban haciendo pruebas con el VAR, jugamos una vez un partidillo, pero sin público, y fue increíble. El campo me parecía enorme.

-¿Hay algo que te haya sorprendido especialmente de tu convivencia con los jugadores de la primera plantilla?
-Me llamó mucho la atención que es un grupo muy cercano, muy unido, casi como si fuera una cuadrilla. A todos los que subimos nos ayudan muchísimo y están muy pendientes de ti. Se nota que conocen el proceso de ir subiendo de categoría en categoría y que hay un sentimiento de pertenencia importante. Por lo que comentan algunos compañeros en otros clubes no es igual. La gente va mucho más a su bola.

-De todos ellos, ¿con quién has congeniado más?
-Me llevo muy bien con Asier Villalibre porque tenemos gustos comunes, como la serie ‘One Piece’. Es un crack. También a Dani (García) le tengo mucho cariño. Luego hay jugadores con los que ya había compartido vestuario como Adu Ares, Unai Gómez, Imanol, Nico…

-Nico Williams es el principal foco de atención en estos momentos con muchos clubes pendientes de si acaba renovando con el Athletic o no.
-Sólo te puedo decir que es un futbolista top, con una calidad que le podría convertir en uno de los mejores del mundo. Lo demás es cosa suya. Yo no tengo ni idea.

Faceta de entrenador

-Tu aita, Iñaki Egiluz, es de Amorebieta y la temporada pasada coincidisteis los dos equipos en Primera Federación. ¿Te esperabas este mal inicio de campaña de los azules?
-El salto es grande. Es verdad que les está costando, pero el año pasado también empezaron mal y acabaron siendo líderes. Esperemos que esta vez ocurra lo mismo y puedan mantenerse porque es un club al que le tengo mucho aprecio.

-Estudias Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y entrenas a un equipo del Abadiño KE. Parece evidente que te gustaría mantenerte vinculado a ese mundillo.
-Sí, en el futuro me veo en algo relacionado con el deporte. Lo del Abadiño fue porque dos amigos empezaron a entrenar al equipo y les pregunté si podía ir yo también. Aunque al final lo acaban normalizando y te ven como uno más, a los chavales les hizo ilusión y a mí me está dando otra perspectiva del fútbol. Me ayuda a entender algunas decisiones que toman los entrenadores.

-Fuera del deporte, ¿qué es lo que más te gusta hacer?
-Disfrutar con los amigos de toda la vida y hablar de cualquier cosa del día a día. Tratar de liberar un poco la mente.