No es la primera, sino la enésima vez, que ???Il Cavaliere??? se ve cercado por la jurisdicción de un tribunal italiano, ni será la primera, ni la última, en la que Silvio Berlusconi consiga eludir la acción de la justicia, apelando, curiosamente, a cuestiones procedimentales o, llegado el caso, previa modificación del marco legal vigente, en consonancia con sus intereses.

Pero, ¡menuda paradoja!, nunca, hasta ahora, las tribulaciones del potentado transalpino habían copado tantas páginas y comentarios en los diversos medios de comunicación.

Y eso que había hecho méritos más que suficientes para que así fuera. Un ligero repaso por sus más renombradas andanzas, trazan el perfil de un máximo mandatario de un país miembro del G-7 que, además de ser propietario de un club de fútbol, aglutina, prácticamente, un oligopolio entre diarios, revistas, canales de radio y televisiones; que es capaz de pergeñar pactos políticos contra natura, y de modificar en sede parlamentaria, y sin ningún rubor, normas procesales y sustantivas, con el único propósito de liberarse de responsabilidades administrativas y penales, y a quien sus detractores atribuyen prácticas empresariales y políticas propias de la mafia.

Y, pese a todo, está más que acostumbrado a ganar, contra pronóstico, elección tras elección y perpetuarse en el gobierno de la República.

Y ha sido su presunta relación con una adolescente, con una menor conocida como ???Ruby robacorazones???, la que lo está colocando al borde del abismo. Y digo presunta, no sólo por el secular respeto a la presunción de inocencia que merece todo procesado, sino porque la joven ha venido negando, una y otra vez, pese a las reiteradas visitas a la casa de su ???protector???, que haya mantenido relación alguna con el septuagenario seductor.

Me parecería increíble que calara más hondo en la ciudadanía la esperpéntica y bochornosa (al menos si es cierto cuanto se ha contado estos días) vida privada de ???Il Cavaliere???, que los desmanes político-jurídicos que lleva a sus espaldas. O quizá esta sea, sencillamente, la gota que colme el vaso de la paciencia de los electores, no en vano el gobierno por él encabezado amenaza con desmembrase por momentos, aunque siempre termina, milagrosamente, por resurgir de sus cenizas.

Veremos, en cualquier caso, si el Parlamento italiano autoriza el registro de las dependencias del gran Silvio, o si reconoce la competencia de la Fiscalía de Milán para investigar al Primer Ministro y su posible ???affaire??? con Ruby, así como sus bacanales de Arcore para las que, según le imputan, reclutaba selectos grupo de jóvenes exuberantes y recauchutadas profesionales del sexo.

Y todo esto podría suceder antes del 14 de febrero, fecha señalada para los enamorados, y fecha que puede también serlo para el enamoradizo y veterano aspirante a Casanova.

Jon Andoni Bengoetxea es abogado y presidente de la Cultural de Durango