Vacilada(s)

Persigo, sin conseguirlo, llegar a descifrar si la huelga general convocada  por la mayoría sindical vasca ha sido un éxito o un fracaso. Como viene siendo habitual, el cruce de datos y cifras, dispares según procedan de sindicatos, patronal o Gobierno, no contribuyen a aclarar el panorama. Pero mi percepción es que en nuestro entorno más cercano, el seguimiento del paro resultó relevante.

De todos modos, se está convirtiendo éste, el de las reivindicaciones sociales, en un tema tan recurrente que me he propuesto cavilar por otros derroteros. No quiero, no obstante, dejar de expresar mi respeto y admiración hacia quienes defienden, con quebranto de su bolsillo, sus derechos subjetivos y colectivos con tanta vehemencia como consideración hacia los de sus conciudadanos. 

Aunque nos cueste sustraernos de ello, por la cuenta que nos trae, la vida sigue al margen de la constante amenaza de reforma laboral y la del sistema de pensiones que se esgrime desde el errático gobierno de Madrid. Y si de dudas y vacilaciones o, de “vaciladas”, hablamos, los actuales inquilinos de Lakua se llevan la palma.

Disculpen el vulgarismo, pero lo expresivo del mismo retrata a la perfección cómo me sentí cuando el más alto cargo institucional de la Comunidad Autónoma trabó un vinculo, en un más que desacertado comentario, entre el Euskera y la violencia de ETA.

No me cabe la menor duda de que no pudo existir, en las palabras de López, intención de ofender a los cientos de miles de personas que a diario, trabajamos, estudiamos, y nos relacionamos, es decir, vivimos, en euskera. Pero, al menos yo, opino que resulta imperdonable que un discurso previamente preparado para ser leído, comprenda tamaño despropósito, so riesgo de que suene a “vacilada” de muy mal gusto.

Así que, tan obsesionados como están los miembros del gobierno socialista por la política de comunicación de su ideario, deberían cuidarse de sembrar afrentas que les obligan, el día después, a cargar con todo y contra todos, acusándonos de descontextualizar sus palabras y de hacer un uso partidista y electoralista de un bienintencionado comentario. Y de esto saben un rato.

Piensen si no, en la futura ley de vivienda que desde Lakua se nos ha anunciado, a bombo y platillo, de marquesina en marquesina y de medio en medio. Esa que el socio preferente del gobierno (PP) y la oposición en bloque (EAJ, Aralar,…) han anunciado que no apoyarán bajo ningún concepto.

El mero hecho de presentarla al Parlamento, sin apoyo de grupo parlamentario alguno, puede calificarse, en el mejor de los casos de “vacilada”, o sea, de brindis al sol. O a lo mejor, en el peor de los casos, es que quieren jugar al electoralismo más descarado; o sea, que quieren presentar en sociedad un texto normativo a sabiendas de que nunca resultará aprobado, para poder así reprochar al resto de partidos, ante la opinión pública, que no quieren dotar a la Comunidad de una Ley de Vivienda, erigiéndose en los únicos adalides y defensores de una ciudadanía especialmente sensibilizada con el tema.

Poniéndome castizo en el uso de la lengua, creo que “pa mí, la vacilada esta vez no cuela”.       

Jon Andoni Bengoetxea es abogado y presidente de la Cultural de Durango