Pueblos y credos religiosos

Regularmente, un grupo de personas de religiones cristianas del Oriente y Occidente europeo, musulmanes, budistas, animistas, hinduístas, kilmanguistas del Congo Kinshasa se reúnen en Bilbao en un miniparlamento de las religiones. Gentes del pueblo, inmigrantes africanos del Magreb y del Africa subsahariana, iraníes, nepalíes, chilenos, que han venido a trabajar a Euskadi, junto con algunos cristianos vascos, y algún musulmán también vasco. Han leído ustedes bien, hay vascos que abandonan el catolicismo y optan por el Islam o la Fe Bahaí… 

Buscan entre todos aquello que les une, aunque cada uno da a su Dios un nombre diferente, rezan juntos en silencio, celebran sus propias ceremonias religiosas. Curioso miniparlamento convocado por una comunidad de Jesuitas, que de ir por todo el mundo a predicar el evangelio, al estilo del Divino Impaciente San Francisco Javier, han evolucionado y optan por escuchar y asumir la verdad o parte de  verdad de las otras religiones.

Esta semana, este miniparlamento plurireligioso y cosmopolita de Vizcaya debatió sobre la revuelta popular que se extiende cada vez más por países del Norte de Africa y Oriente Medio. !Atención a esta puntualización! Iñaki, un musulmán vasco de toda la vida, insistió en que “no es correcto hablar de una revuelta de los musulmanes, ni hablar de países musulmanes. Es todo el pueblo, sin distinción de religiones, el que se alza contra las dictaduras del Norte de Africa y el Oriente Próximo, y en la revuelta participan por igual cristianos y musulmanes. Lo hemos visto especialmente en Egipto. No es una cuestión religiosa, es una cuestión de justicia y de derechos humanos”.

La asamblea parlamentaria interreligiosa suscitó el problema de los fundamentalismos e integrismos como un fantasma que envenena la convivencia en el área geográfica de las revueltas actuales. Desde el lado católico se apuntó que hay un fundamentalismo cristiano tipo Tea Party, la derecha americana actual, o grupos católicos ultraconservadores de Europa, así como el aparente fundamentalismo de los ayatolás o Bin Laden.

La respuesta fue unánime; los fundamentalismos son un arma de lucha de los dictadores contra el pueblo. “Los pueblos hacen sus revoluciones en la paz, así lo han hecho en Egipto, en Túnez, en todos los sitios. Son los gobernantes dictadores los que intentan ahogar en sangre las aspiraciones populares”, aseguró un inmigrante marroquí. Desde esta perspectiva, un médico iraní expresó sus temores de que “más tarde o más pronto habrá derramamiento de sangre”.

Todas estas premisas llevaron a la asamblea a reconocer que “las religiones no han jugado ningún papel especial en las revueltas populares, en estos países, desde siempre, cristianos, musulmanes, judíos han convivido en paz y armonía durante siglos, y siguen viviendo en este momento; las violencias y enfrentamientos vienen provocados desde los gobiernos dictatoriales. Pero cuando es el pueblo el que se expresa y actúa, lo hace en paz y sin segundas intenciones de signo religioso”.

“La sublevación de estos pueblos marca la hora final del colonialismo que ha ejercido Europa sobre esta área geográfica, y de las dictaduras que han servido los intereses de a ese colonialismo” apuntó Iñaki. Según este mismo musulmán, “el carácter aconfesional y la participación de creyentes de todas las religiones en las revueltas populares apunta, a un futuro en el que “la religión estará en el corazón de todos como una pieza de futuro”.

Pero la del futuro será otra religión distinta de la que conocemos actualmente, los creyentes no se cerrarán en su propio grupo, no competirán o se batirán en el mercado del pensamiento o de la política o del poder económico, porque “si llevas a Dios en el corazón, todas las religiones sobran”, dogmatizó Iñaki.

¿Caminamos hacia una religión sin religión? ¿Hacia la superación de todas las religiones? ¿Hacia una sociedad laica a espaldas de Dios?

Desde siempre, el ser humano viene haciéndose estas preguntas que hoy nos plantean nuestros vecinos del Norte de Africa y del Oriente Próximo. Hoy por hoy, les une a todos sin distinción de credo la rebelión contra toda suerte de tiranía, la exigencia de democracia  Un buen principio de toda religión que se precie. Y por desgracia, un principio muy olvidado por muchos creyentes, que todavía sueñan y añoran nuestro viejo nacionalcatolicismo…

Honorio Cadarso es periodista