Aprender a perder

Esta semana estaba dispuesta a hablar de la gran mentira del Día de la mujer y de la historia esa de la igualdad trasladada al deporte??? pero me he visto obligada a cambiar de planes y ya juzgarán si el giro está justificado.

Les pongo en antecedentes. Este domingo jugaba el equipo juvenil masculino del Zornotza en Ixerbekoa su encuentro liguero en Primera. Los visitantes son primeros en la tabla y los zornotzarras, quintos. Finalmente se han impuesto los de Amorebieta-Etxano en un bonito partido que se ha desarrollado con total normalidad, emoción y bastante público en las gradas que han animado a los suyos con respeto.

Hasta ahí todo normal. Lo anormal llega después, cuando hay un equipo que no sabe perder. Mientras salen los colegiados, los aitas esperan a sus hijos y el resto recogemos la cancha, de pronto se oye un ruido de cristales rotos. El ruido procede del vestuario visitante. En cuanto los entrenadores de ambos equipos acuden, comprueban inmediatamente que se ha roto una ventana del vestuario. Su acceso a la misma es complicado y es imposible que se rompa por accidente??? Eso sí, nadie asume el ???accidente???.

Pero no sólo eso. Según se van cerrando las instalaciones se va comprobando que de manera incomprensible los servicios de hombres aparecen con las puertas desmontadas, una tubería del lavabo literalmente arrancada y papeleras abolladas. Bonito parte de guerra más propio de revueltas callejeras.

La razón para tanto estropicio la justifican algunos por una derrota en un partido de baloncesto de la ???pitxiliga???. ¡Venga hombre, que perdemos el norte! Destrozos del mobiliario no los entiendo de ninguna manera y menos por una derrota deportiva, ni si quiera de la Champions. Por eso mismo un acto vandálico menos aún encuentra justificación por perder en una categoría en la que, sin ofender, no se están jugando nada más que practicar un deporte, divertirse, aprender hábitos saludables, deportividad y poco más. Ojo que a todos nos gusta ganar, y yo soy la primera, pero no a costa de todo. Nunca.

Y luego viene la otra parte que me hierve la sangre, la educadora. Cómo el entrenador, los padres o quien sea, no toma medidas en serio al instante. Espero que lo hagan a nivel interno. ¿Cómo lo haría yo? Pues si un jugador de mi equipo hiciera eso se pasaría un mes sin jugar, como mínimo, no lo duden. No hablo en condición de madre, pero por mucho menos mis aitas me impusieron castigos para mi momento vital muy duros. Mis entrenadores también me han educado en la deportividad. Siendo cadete, por no acudir a dar la mano a las rivales al final de partido, tras no digerir bien una derrota, mi entrenadora (para mí aún inolvidable Vicky Agirretxu), me dio una reprimenda que jamás se me olvidara y jamás se me ocurrió repetir bajo ninguna circunstancia esa actuación ni ninguna otra similar. Para mi gusto así se aprende, equivocándose y aceptando las consecuencias de los actos de cada uno.

Que si algún jugador no sabe, hay que enseñarle a perder y eso es labor de entrenadores y progenitores. Y es que es precisamente de las derrotas de donde se aprende más. Pero visto lo visto hay que enseñar a perder y a ganar, y lamentablemente hay gente que no sabe ni una cosa ni otra. Una pena y desde este foro aprovecho a denunciarlo.

Ojo, que en Zornotza ST no somos unos santos, y seguro que hemos cometido errores. Yo hablo desde los últimos 5-6 años y estamos corrigiendo y asumiendo fallos y hace varias temporadas que no sucede nada de eso porque, entre otras cosas, hemos hecho limpieza y se ha castigado con dureza a los infractores.

Conclusión, aprendamos a perder y también a ganar, y entrenadores y padres enseñemos a digerir la cara amarga de la derrota y la cara dulce de la victoria.

Naia Fernández es periodista