El bazar de los fichajes y los mercaderes

Con el 31 de agosto para el fútbol ha acabado el regateo, el compro y vendo de jugadores, el utilizar globos sonda de los agentes y medios y los múltiples intereses que se mueven alrededor de todo ello y que al común de los mortales se nos escapan. Tras 4 años de portadas en el Mundo Deportivo con Cesc de azulgrana, esta vez no fue un fotomontaje, se confirmó. También vueltas han dado, y seguirán dando, Neymar y el Real Madrid. De más de andar por casa llama la atención que Orbaiz deja Bilbao sobre la bocina.

Sinceramente todo esto me hacía gracia antes, pero desde que tengo que escribir de ello el compro y vendo me aburre. Me cansa que unos y otros utilicen los medios para unos subir el caché y otros hacer un sondeo de opinión entre los aficionados. Me da grima que los medios y los periodistas entremos al trapo seguidos por no sé qué intereses. Y en medio, unos aficionados a los que se les pone el caramelo en la boca para quitárselo en unas ocasiones y en otras para tratar de envolverles en papel de regalo unos jugadores que no conocerían si no los buscan en el ‘google’.

Esto es así en el profesionalismo pero en categorías como la Segunda B y Tercera e incluso Regionales donde se encuentran equipos de nuestro entorno como el Amorebieta, la Cultural, el Lemoa y demás, también ocurren cosas similares en otra escala. Es más, a todo lo anterior hay que añadirle el que en estas categorías te encuentran con padres y familiares metidos a representantes y todos sabemos que para nuestros padres somos los más guapos y los mejores…

En el baloncesto también pasa el mercadeo constante. Os cuento mi experiencia. Este año me he enrolado en una nueva aventura, el Gernika que militará en Liga Femenina 2 (segunda categoría estatal) y para tratar de ser competitivas nos vemos obligados a fichar y contar con jugadoras extranjeras. Muchos se sorprenderán pero modestamente también se mueve dinero en el baloncesto femenino. Pues bien, hablas con los agentes, pides precio y te dan una cifra y a partir de ahí comienza la fluctuación. Fijaros que una jugadora que me ofrecían por 1.800 euros (que ya está bien…) al cabo de quince días había rebajado su precio un 33% sin hacer ni si quiera una contraoferta. Parece increíble, ¿verdad?  La sensación no sé muy bien si definirla como que te están tomando el pelo o que se trata de un mercado de valores como la bolsa, que depende de la confianza de los mercados, de la prima de riesgo, de si la agencia de rating es Standard & Poors, Moodys o Fitch, o de si los astros se alinean de determinada manera para establecer un precio.

En cualquier mercadillo esto es más serio, ¡incluso en el Gran Bazar de Estambul me manejé mejor! ¿No será más fácil plantearlo como en la frutería? A 1,50 euros el kilo de manzanas ‘golden’, la ‘smith’ a 1,70 y la ‘royal’ a 1,30 el kilo. Así está todo más claro, ¿no? Y compras las que puedas en función de tu presupuesto. Yo nunca he regateado con el frutero, ¿me estará engañando el Martín?

Luego están los mercaderes más serios y los que son unos ‘parlanchines’ más propios de un Teletienda. Y si hay palos para los agentes también hay para los jugadores que han dejado de pensar en los colores para guiarse más por lo que suene la cartera, y ojo, que están en su derecho pero que no se quejen si se lo echan en cara algunos clubes que apuestan por formar a unos o se deciden por un jugador que está en horas bajas, para que luego éstos cojan la puerta sin dar ni las gracias. Los jugadores se han convertidos por tanto en unos mercenarios, y lo digo sin tono peyorativo en general y con mala leche en particular.

Bueno que todo esto agota, y mucho a jugadores, entrenadores, directivos, representantes, medios y seguidores. De momento, en el caso del fútbol el bazar no se reabre hasta diciembre, así que descansaremos de dimes y diretes, en otros deportes no hay tanta suerte, el marcadillo está abierto todo el año.

¿Un deseo sincero?, que todos los fichajes cumplan las expectativas.

Naia Fernández es periodista