Debo reconocer que, estos últimos días, me ha acompañado una extraña sensación de semana con ???puente??? festivo, en la que cada hecho o suceso parece haberse ralentizado.
Quizá se deba a que el potencial fin de semana largo coincide con un cambio de mes, ya que no lo percibí así, en absoluto, hace siete días, ni tampoco durante la festividad del Pilar, del Día de la Hispanidad, de la Patria Española, de la Raza, o de lo que en realidad se celebre el 12 de octubre.
El caso es que este compás de espera, me provoca convertirme en un ocioso observador. Y lo primero de lo que me he dado cuenta es de cuánto ha cambiado el día dedicado al recuerdo de nuestros difuntos en los últimos quince años. Porque, si miro a mi alrededor, también albergo serias dudas sobre si en lugar del día de ???Todos los Santos???, se celebra el día, o la noche, de Halloween, también conocida como la Noche de Brujas o Noche de Difuntos.
Movido por la curiosidad, he podido descubrir que la de Halloween es una fiesta de origen celta, que se celebra principalmente en los países anglosajones. Comparte raíces tanto con la festividad celta del Samhain como con la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, y no está del todo claro si se trata de una celebración puramente secular o si posee un trasfondo religioso.
El caso es que los inmigrantes irlandeses exportaron diferentes versiones de esta tradición a Norteamérica, especialmente durante la gran hambruna irlandesa de 1840 en la que, prácticamente, “ocuparon” los Estados Unidos. Y tal y como viene ocurriendo durante las últimas décadas los estadounidenses han terminado por extender, e imponer, a golpe de marketing, su formato festivo por todo el mundo.
El caso es que hoy en día, Halloween, sus fiestas y su estética, han terminando por ser más conocidas por los más pequeños que la secular costumbre de visitar los cementerios el día de Todos los Santos, para honrar el recuerdo de nuestros ancestros. Lo cual no deja de ser inquietante. Y revelador del tipo de sociedad que estamos construyendo para nuestros hijos.
Brujas y calabazas al margen, observo también que las cuestiones más trascendentes, nos vienen dando un respiro. Los mercados financieros parecen haber declarado un tregua unilateral momentánea, e incluso el proceso de formación del nuevo Gobierno Vasco aparenta ser pausado y sosegado.
Me temo, no obstante, que el lunes, muy a nuestro pesar, nos devolverá a todos a la vorágine de actividad que el día al día nos tiene habituados. Mientras tanto, podemos seguir observando, plácidamente.