EH Bildu apuesta por conservar la antigua estación de Durango, cuyo derribo costará 1,19 millones

Aunque los trenes comenzaron a circular por el subsuelo de Durango en diciembre de 2012, el corsé urbanístico que impusieron las vías durante más de 135 años sigue oprimiendo al municipio como si apenas nada hubiera cambiado. Es más, cuatro años y medio después, se mantiene el mismo ‘desierto’ ferroviario que hipoteca 62.000 metros cuadrados en pleno centro de la villa.

Las noticias sobre qué se piensa hacer en esta superficie llegan con cuentagotas. Hace justo un año, el Gobierno vasco difundió una nota de prensa en la que explicaba que iba a dedicar 7 millones a reurbanizar la superficie que ocupaban los talleres y cocheras de EuskoTren. No se sabe más desde entonces.

Hace pocos días, Eusko Trenbide Sarea (ETS) anunció una inversión de 1,19 millones de euros para el derribo de la antigua estación. Esta inversión se completaba con otros 322.000 euros para cubrir la entrada principal a este recinto y evitar, así, los resbalones que tantas quejas han suscitado en Durango.

En todo este tiempo, EH Bildu ha solicitado en más de una ocasión al Ayuntamiento de Durango que ponga en marcha un proceso participativo para revisar el plan especial aprobado para esta zona (que incluye 554 viviendas, un parque y un equipamiento de 1.000 metros cuadrados de uso religioso). Pero el proyecto sigue paralizado.

De hecho, la formación abertzale ha querido recordar a través de otro comunicado que, exceptuado el derribo de las cocheras, que tuvo lugar “dos meses antes de las elecciones” municipales de mayo de 2015, no se ha dado un paso más.

Edificio histórico

Es por ello que, tras conocer los planes del Gobierno vasco para la antigua estación, EH Bildu trasladará al Pleno del próximo martes una moción para evitar un derribo que consideran “innecesario” y que demuestra lo fácil que es “gastar dinero público sin sentido”. “Con la excusa de construir un nuevo acceso quieren tirar abajo un edificio histórico”, advierten.

Lo que los concejales abertzales realmente quieren es que la estación sea declarada patrimonio cultural y pueda ser cedida gratuitamente a Durango. “En otros muchos lugares del mundo no se contempla el echar abajo este tipo de construcciones y edificar otras encima, sino rehabilitarlas y darles otro uso. Es una forma mucho más sostenible y económica de entender el urbanismo y la ordenación urbana”, subrayan.

Ponen como ejemplo de este tipo de actuaciones la estación Görlitzer de Berlín, reconvertida hoy en un bar-restaurante y en un centro social.

“Echar la estación y construir 500 viviendas y una iglesia en el solar adyacente son decisiones de otra época, pero en Durango somos (son) incapaces de cambiar sobre la marcha y de aplicar un urbanismo práctico e inteligente preguntando a la gente qué es lo que necesita”. Dani Maeztu acompaña estas palabras en su perfil de Facebook con fotografías que muestran cómo ha quedado la antigua estación de la capital alemana y su entorno.