Guztion jaiak

2019. Un año intenso, diferente, enriquecedor, lleno de ilusión y en el que el aprendizaje está siendo constante, a muchos niveles. Un año en el que el txupinazo ha sido a cargo de los más mayores, que llevan más de dos años manifestándose todas las semanas luchando por conseguir unas pensiones dignas, para el presente y para el futuro. Personas que nos han demostrado durante toda su vida cómo se han conseguido los derechos: luchando y movilizándose. Y el txupinazo txiki nos ha hablado de futuro. Este año los alumnos y alumnas de Zabalarra nos han demostrado que en Durango hay futuro y sentimiento de comunidad para que nos esforcemos en hacer de Durango un municipio justo y solidario. La emoción ha sido enorme porque hemos puesto en valor la lucha colectiva, la experiencia y el futuro.

A pesar de que la mayoría de las actividades de San Faustos estaban cerradas, hemos trabajado por mejorar algunas cosas. Hemos introducido pequeños detalles que han permitido hacer las fiestas más inclusivas y cercanas a duranguesas y durangueses. Un ejemplo es la reducción de más de un tercio el gasto del lunch con el que se agradece la labor voluntaria de la comisión de fiestas y a las personas txupineras, actuales y pasadas.

También hemos querido acercar las fiestas un poquito más a los barrios, contando con la colaboración de asociaciones que durante el año ya participan en la vida comunitaria y han querido sumarse a esta propuesta de ampliar la zona de actividades.

Tanto como durangarra como por ser parte del equipo de gobierno soy consciente de que las fiestas tienen que ser disfrutadas por todos y por todas. Hemos puesto en marcha detalles pequeños, como apagar la música de las barracas durante unas horas o habilitar zonas para personas con movilidad reducida, que permiten que personas que hasta ahora no se sentían incluidas, sean parte activa también en estas fiestas.

Sin embargo, no todo ha sido alegría. Hemos conocido una agresión sexista durante este fin de semana. Y me gustaría poner en valor la coordinación y la respuesta rápida que se ha dado desde los movimientos feministas ante este y otros actos de agresión y abuso, demostrando que somos un frente común de tolerancia cero a la violencia machista. Nos queda aún un fin de semana de estas fiestas y queremos seguir reivindicando que las calles y las fiestas también son nuestras, que queremos vivirlas con libertad y sin miedo.

En definitiva, hemos disfrutado, con cada artopil, cada sonrisa, cada sugerencia o cada baile. Aunque desde este lado del pueblo hay más trabajo y renuncia a algunas actividades, también hay más disfrute y contacto entre diferentes. Hemos aprendido a ver estas fiestas como una gran oportunidad para hacer comunidad.

María Oñate es concejala de Herriaren Eskubidea en el Ayuntamiento de Durango