Orientar esfuerzos

Soy un ciudadano normal, con una familia normal y que hace una vida normal. Una persona que ha conocido, desde que tuvo conciencia, la existencia del terrorismo. Aun así me siento orgulloso de ser vasco y vivir en esta tierra.

Afortunadamente, creo que se han acabado las guerras, el terrorismo mafioso y demás heridas que han lastrado el desarrollo de esta sociedad  en lo humano y en lo económico. Pese a la que esta cayendo, soy optimista con el futuro de Euskadi. Confío en que una vez más conseguiremos salir del agujero, y con más razón esta vez, ya que por fin todos podremos remar en un mismo sentido.

El mero hecho de salir a la calle nos transmite una sensación de incertidumbre que nos asola a todos. La situación económica está muy mal y todos estamos verdaderamente preocupados. Es por eso que quiero transmitir desde estas líneas una percepción que me indigna. La lacra que ha supuesto ETA y quienes les apoyan ha desaparecido, y muchos vecinos míos que nunca han hecho ningún mal a nadie, pueden vivir sin la amenaza de muerte que han padecido hasta ahora. ETA ha decidido que no va a matar más.

Responsabilidad

La sociedad vasca está harta de pedir a ETA que desaparezca. Ese tesón ha calado tan profundo que quienes siempre han alentado y aplaudido el terrorismo, ahora dicen que este no tiene sentido. No está mal, sean ustedes bienvenidos a la democracia. Pero dejen de “darnos la vara” con sus problemas.

Yo no tengo ninguna responsabilidad con lo que ustedes han hecho y las consecuencias que se hayan podido derivar de ello. Si de verdad creen en lo que ahora afirman para intentar convencer no sé a quién de que ya no apoyan el terrorismo, responsabilícense de sus actos y dejen de amenazarnos con que si ETA puede volver si no se hacen no sé qué cosas. Si el terrorismo consigue concesiones políticas será malo para todos y marcará un precedente a los que en un futuro puedan pensar en coger ese camino.

La justicia es igual para todos

Sobre el tema de los presos, la justicia es para todos igual y yo no puedo aceptar distinciones entre lo que me puede pasar a mí y lo que le pueda pasar a un preso terrorista. Eso sí, también pido para ellos lo mismo que pediría para mí. Entiendo que cuando se acepta el orden establecido y ahora parece que la Izquierda Abertzale cree en el sistema, debemos de ser todos consecuentes para lo bueno y para lo malo.

Como decía antes, a los vascos y las vascas les preocupan otras cosas: que los políticos se dediquen a orientar esfuerzos, sentar las bases de la salida de esta crisis que nos va a hundir a todos y trabajen al unísono en esa dirección. Yo desde luego se lo agradeceré mucho. ETA y sus consecuencias ya no me interesan. Pertenecen el pasado. A una época de auténticas pesadillas.

Andoni Basterrika (Abadiño)