Para personas como Inés Elosegi, Esther Sierra, Kepa Begoña, Antonia Ortiz, Julián Zelaieta o el matrimonio formado por Conchi De la Torre y Antonio Bañeres, el comedor de personas mayores que el Ayuntamiento ha abierto en el Hogar de Durango ha dado un nuevo enfoque a sus vidas. Antes de que se pusiera en marcha el servicio, a algunos de ellos les costaba salir de casa. Otros han encontrado un lugar donde comer en compañía o, simplemente, donde poder esquivar los quehaceres diarios.
“Ahí donde le veis, tiene 85 años”, destaca Bañeres de su mujer. “Solemos venir dos o tres veces a la semana para que ella tenga un respiro, que bastantes cosas se hacen ya de por sí en casa”, comenta.
En su primer mes de funcionamiento, el comedor ha expedido 65 carnés y ha servido casi 200 menús. Atiende de lunes a viernes a once personas de media que responden al perfil de una mujer de 81 años que vive sola.
Es el caso de Inés Elosegi, que presume ante sus compañeros de mesa de tener el carné “número uno” y de no haber fallado desde entonces “ningún día”, el servicio ha supuesto un revulsivo. “Así me obligo a salir de casa y a comer en condiciones, porque cocinar para una sola da pereza. En todo el verano no he salido más que para ir visitar a mis hijos al caserío, pero aquí vengo feliz. Comemos unos cuantos, jugamos al tute hasta las cinco y luego vienen unas amigas”.
Soledad
Está comprobado que comer todos los días en compañía mitiga el sentimiento de soledad. Tanto es así que Inés asegura, incluso, haber encontrado allí “amigas para toda la vida” como Esther Sierra, antigua profesora de piano de 88 años, y Antonia Ortiz. “¡Esto es una maravilla!”, insiste. “Estamos muy contentas”.
Menos expresivo, Julián Zelaieta reconoce que el servicio se ajusta perfectamente a sus necesidades. Anteriormente se turnaba entre la casa de los sobrinos, cocinar algo para salir del paso y el restaurante del batzoki.
Un estudio de la Universidad de Navarra sitúa en un 30% el número de personas mayores de 65 años que viven solas y sufren desnutrición, según revelan la teniente de alcalde, Pilar Ríos, y la técnica de Acción Social, María Villar. De ahí que desde el Ayuntamiento hayan hecho hincapié en que los menús que se sirven a través de una empresa de catering “sean de una calidad alta, con productos frescos”, puntualiza Ríos, y de ahí también el requisito de tener que reservar plaza con 48 horas de antelación.
Coste pequeño
Paella o menestra de primero. Albóndigas o pescado de segundo. Postre y bebida. Es el menú que se sirvió el día de la visita de los medios de comunicación. “La comida está buena, sin lujos. Eso sí -apostilla rápidamente- nos atienden muy bien”, es la valoración de Conchi De la Torre. “El chico es estupendo. Nos trata con mucho cariño”, confirman en la mesa contigua.
Los precios resultan asequibles. Los menús individuales oscilan entre los 3,5 y 6 euros y los de pareja, entre 6 y 10 euros, en función de los ingresos. “Es un servicio con una rentabilidad social alta y que representa un coste pequeño para el Ayuntamiento”, subraya la teniente de alcalde. Es más, Ríos cree que es necesario seguir reforzando todos aquellos recursos municipales que hagan posible un “envejecimiento satisfactorio” y un mayor grado de autonomía para las personas mayores.
Son muchas las personas que desconocen aún la existencia de este comedor. Quienes quieran obtener más información pueden hacerlo en el Centro para Personas Mayores de la calle Astarloa o llamar al 94 620 04 38.