“Creo en la pareja y en la evolución compartida”

Tomo prestado del blog del escritor Cayetano Lupeña este retrato: “Vi por primera vez a Izaskun Asua hacia el año 1978. Quizá fue la luz suave del otoño pero en su rostro se filtraba un ángel. Como en esas piezas de cristal de bohemia: sabes que un simple roce de tus dedos marcará con grasa la belleza que se transparenta desde el interior. Y entonces, recién descubría yo los versos de Jorge Guillén y de  San Juan de la Cruz, pensé: “Ha pasado por estos setos con presura y los  ha dejado vestidos de hermosura”. ¿Me enamoré? No exactamente. ¿Se enamora uno de Paul Klee? ¿De Juan Sebastian Bach o de Amancio Prada?”

Imposible esbozar una mejor presentación. En esa fecha la actriz de Elorrio formaba parte de la mítica compañía Geroa. Ha llovido mucho desde entonces, pero no ha perdido un ápice de su genio artístico. La próxima semana (días 3 y 4 de febrero) se volverá a subir al escenario de San Agustín para representar junto a su compañero, Ricardo Combi, autor también del texto, ‘Las mariposas del estómago no han muerto’, una comedia romántica sobre la comunicación/incomunicación en pareja, a la que quieren que “todo el mundo” acuda para pasar un buen rato e intercambiar ideas sobre esta importante y siempre candente cuestión.

-Desde tus inicios en el instituto y en Geroa hasta hoy has hecho un gran recorrido. ¿Qué ha supuesto profesionalmente para ti?
-Seguramente ha sido un recorrido privilegiado porque naciendo en Elorrio, siendo una chica de provincias en un momento en el que la cultura en nuestro país no tenía demasiado auge, no existían los teatros ni las programaciones que existen ahora, tuve la suerte de poder encontrarme con un grupo en aquella época ampliamente reconocido, que fue Geroa, con el que comencé en el taller y pude hacerme profesional sobre las tablas. Tuve también la suerte de tener una beca y fui a estudiar a París. Posteriormente, desde que conocí mi compañero, Ricardo, hemos transitado también un periodo por Italia hasta volver. Tengo que decir que he sido afortunada.

-Y que has arriesgado.
-Sí, he tenido que apostar y ha habido momentos de todo tipo, pero la vida es así: es una continuación de objetivos que hay que luchar para conseguirlos. Este paso que hemos dado ahora es el último en el que estamos. Volvimos de Italia y decidimos hacer el teatro en el que creemos nosotros, siempre con una vocación temática, con asuntos que nos preocupan, vinculados a lo que está ocurriendo en la sociedad vasca. ¿Qué puedo decir? Que estoy contenta, pero que no ha sido fácil porque no hay nada fácil. Las cosas no salen sin trabajo. Nosotros en el teatro lo sabemos muy bien.

-¿Vitalmente qué te ha supuesto?
-Cada espectáculo en el que nosotros estamos embarcados es como una prueba a superar. Exige una apertura interna. Superarte. Te pones al límite y entras en crisis, y te peleas con tu realidad y con los de al lado, pero como hay un deseo de superación es como que todo conspira para que puedas lograr tu objetivo. A veces con más éxito, otras con menos éxito y hay que digerirlo.

-¿Como han resultado estos años de adaptación tras la vuelta?
-Hemos estado fuera un ciclo prácticamente. Yo siete años, Ricardo alguno más. Hombre, el regreso fue un poquitín traumático. Los cambios son siempre difíciles aunque vuelvas a casa y quieras regresar. Nos resistimos seguramente a los cambios. Siempre nos asustan. A veces preferimos lo ya conocido. Y eso que estas profesiones artísticas te obligan a estar renovándote continuamente. De lo contrario no hay crecimiento. Porque el artista tiene un constante deseo de cambiar a mejor, que nos impulsa a hacer algo nuevo. En Italia no me había subido al escenario. Dominaba el italiano, pero no como para subirme al escenario.

“El escenario siempre te compensa”

-¿Y qué sensación experimentaste al volver a actuar?
-El escenario es mi medio y siempre te recompensa. Le entregas mucho pero cuando tienes a todo el público contigo, el público te da todas sus energías. El hecho teatral  culmina con el contacto con el público. Y en esos momentos es una magia lo que ocurre en el escenario. Los actores lo sabemos. Tengo un grupo de jubilados aquí en Durango y ellos también lo viven. Este año hemos hecho muchas funciones y estoy más orgullosa de ellos que ni sé. Cuando se suben al escenario dejan todos los achaques y todos los problemas. Y con esta obra que estrenamos ahora estamos muy contentos de que venga la gente a vernos y esperamos que guste, divierta y entretenga, y a través del entretenimiento poder  enviar algún mensajillo. También que les dé un pretexto para charlar conversar, tratar el tema.

-El teatro que se hace ahora, sobre todo si lo comparamos con lo que hacía Geroa, es cada vez más ‘light’, menos comprometido.
-Aquella era una época en la que había una ideología muy clara  y el teatro era como un modo de protesta. El público lo entendía también así. Ahora el teatro está cumpliendo otro rol. Es más ocio. Más divertimento.  Jugamos con ese hándicap. Estamos enmarcados dentro de una gran oferta de actividades. En aquella época el teatro era revolución. Ahora tenemos que competir con el Club de la Comedia. A la gente le gusta ir a una sala a reírse, a divertirse…. Son otros tiempos y hay que adaptarse. También hay que decir que en Euskadi, en comparación con otras zonas del Estado, no terminamos de entender qué es esto del teatro. No tenemos una cultura de lo que es el teatro y para qué sirve. El artista fuera de aquí es un artista.

-¿Y aquí?
-Aquí como quieras dedicarte al teatro te van a decir: “¿Qué?” Porque todo el mundo entiende que juegues al fútbol o toques el acordeón. Pero ¿Qué es esto del arte? ¿Qué significa tener en casa a un artista? No terminamos de entender. Todavía creo que tenemos que hacer un click más. Las escuelas están llenas de chavales que van al solfeo, incluso a danza o a los deportes, pero los padres no mandan a los niños al teatro. No saben para qué sirve el teatro ni para qué sirven las técnicas de teatro. Van a jugar. No entienden qué hay detrás de la formación de un actor, cuáles son sus características, qué herramientas de sí mismo está usando. He tenido chavalas que tenían condiciones buenísimas para actrices y los padres no lo sabían valorar. Esa es la realidad. Pero hay que ir paso a paso. No se pueden hacer cambios bruscos, porque luego traen problemas.

-¿Qué opinas del comentario de que la cultura está demasiado subvencionada y de que a las creaciones les falta garra?
-Es el riesgo. Uno se acomoda, pero bueno. Quizás si estamos subvencionados pensamos más en nosotros y en la creación que en el público. Pero que sólo tenga acceso a la cultura quien pueda pagarla tampoco me parece justo.

Maternidad y crisis de pareja

-Tu compañero, Ricardo Combi, y tú os estáis centrando en el mundo de la pareja y en especial en sus diferencias, primero con el tema del maltrato en ‘Rosas Rojas’ y ahora abiertos a un futuro esperanzador con ‘Las mariposas del estómago no han muerto’. ¿Es difícil convivir en pareja?
-Yo creo en la pareja y en el desarrollo y la evolución en pareja. Vivir sola es duro y hacerlo en pareja también. Pero es un privilegio compartir con alguien alegrías, bajones, crisis… y que te respeten y te permitan ser con tus errores y equivocaciones. Es una bendición. Y que tú te permitas, sin juzgarte, vivir esas crisis. Los dos agarrados de la mano. Sin que las diferencias te hagan machacar a otro, porque entonces convivir es imposible. Tiene que haber respeto, admiración y amor. También inteligencia. Porque sin el intelecto podemos llegar al maltrato. Los momentos complicados hay que tratarlos con frialdad.

-Tenéis una hija. ¿Que supuso la maternidad/paternidad?
-Una crisis monumental. Ahí es donde más se marcan las diferencias entre hombre y mujer. La mujer experimenta unas vivencias físicas que el hombre no puede compartir y que te alejan de él y te vinculan a un tercer ser. Y el lo siente. Entonces hay que reestructurar el equilibrio de la pareja.
-Has dicho en alguna ocasión que deseas subirte sola al escenario.
-Siempre está ahí ese deseo mío. No sé si será lo siguiente. Estamos abiertos a todo lo que nos propongan.