
El consumo de drogas ilegales entre adolescentes ha experimentado un descenso significativo en los últimos cuatro años. Sin embargo, repunta el tabaquismo, según las conclusiones de un estudio realizado con cerca de 1.500 jóvenes de 11 a 21 años de la comarca.
El informe fue presentado ayer por el responsable del Servicio de Prevención de Drogodependencias de la Mancomunidad, Vicente Fernández, y el presidente del organismo comarcal, Oskar Zarrabeitia.
Zarrabeitia explicó que esta cuestión “preocupa a los alcaldes” y Fernández añadió que también pretende servir de orientación al profesorado de los centros escolares, y sobre todo a los padres y madres.
“Como titulares” destacó que entre 2008, cuando se realizó el último estudio, y el momento presente “ha disminuido prácticamente el consumo de todas las drogas”, desde el hachís y la marihuana al alcohol y los estimulantes (cocaína y anfetaminas).
A pesar de que ha aumentado ligeramente el consumo del tabaco entre los 15 y los 18 años, se ha conseguido retrasar la edad de iniciación. Fernandez explicó que en la comunidad autónoma, los niños comienzan a fumar a los 13,5 años y en Durangaldea lo hacen a los 13,7 años.
Un fenómeno preocupante y sobre el que el Servicio de Prevención de Drogodependencias se propone actuar en lo sucesivo es en la percepción de la juventud sobre el tabaquismo. El estudio evidencia que los niños y niñas creen que fuman muchos más adultos de los que en realidad lo hacen. Próximamente se les propondrá un trabajo que les demuestre que su creencia es errónea.
“No fumar tabaco es un factor de protección”
Fernández concede mucha importancia a la iniciación al tabaco porque esta droga abre la puerta a otras más dañinas. “No fumar tabaco es un factor de protección en el consumo de cannabis”, señala.
La edad clave de iniciación a las drogas legales e ilegales va de los 13 a los 15 años. El responsable del Servicio de Prevención de Drogodependencias insta a los padres y madres a estar atentos y a “intervenir de forma potente”. ¿Cómo? “Siendo padres normales, con normas, límites, reglas y diálogo”.
La Mancomunidad ofrece una escuela de padres y madres donde se abordan estos y otros temas. Asimismo, organiza cursos para dejar de fumar que gozan de mucho éxito y porcentajes de deshabituación cercanos al 90%. Fernández anima a los padres y madres fumadores a apuntarse, ya que en las casas donde no se fuma los niños y niñas se aficionan menos al tabaco.
En concreto, señaló que en un 75% los chavales y chavales que fuman ven fumar a sus padres. Si es el padre sólo el adicto, la proporción baja al 55% y si únicamente fuma la madre asciende al 70%, ya que “la madre interviene más en la educación”. Advirtió no obstante de que en la iniciación al tabaco juega un papel fundamental la “presión del grupo”.