El cierre de la plaza de Santa Ana y el pórtico de Santa María traslada los botellones a Tabira y Zuhatzola

A menos de un mes del inicio de las ‘no fiestas’ de Durango, el ocio nocturno está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para el Equipo de Gobierno municipal.

Vecinos y vecinas del Casco Viejo denunciaron la pasada semana que la plaza de Santa Ana se había convertido en un ‘botellódromo’ que generaba problemas de insalubridad, y EH Bildu y Herriaren Eskubidea-Elkarrekin Podemos decidieron cerrar al público ese espacio y el pórtico de Andra Mari de jueves a sábado por la noche.

Tal y como muestra la fotografía realizada el jueves 9, el día que el decreto de Alcaldía entró en vigor, el Ayuntamiento ha ordenado vallar la plaza y ha modificado la licencia de ocupación de vía pública de los establecimientos ‘El Arco’ y el ‘Izki’. El propósito es que no puedan utilizar sus terrazas a partir de las 22.30 horas durante esos días, lo que ha provocado un gran enfado de sus propietarios.

Sin acceso a Santa Ana y el pórtico, la juventud durangarra ha optado por cambiar el emplazamiento de sus botellones. La mayoría se ha trasladado a Tabira (en la captura del tuit adjunto se aprecia la aglomeración de chavalería bajo el pórtico de la iglesia de San Pedro) y algunas cuadrillas han regresado al parque Zuhatzola.

De forma aparentemente irónica, el tuit agradece a EH Bildu la decisión y la formación abertzale responde mostrando su predisposición a conversar para encontrar fórmulas en las que “la diversión, el respeto de los vecinos y el cuidado del entorno sean compatibles”.

“Problema global”

El Equipo de Gobierno ha realizado hoy una valoración más extensa en la que destaca que el problema del botellón “es global y tiene muchos vértices”. Entre otros, la necesidad de cuidar la salud pública como consecuencia de la pandemia, garantizar el descanso, el interés mediático, el “hartazgo” de la juventud y la gestión de residuos y el medio ambiente.

Es por ello que EH Bildu y Herriaren Eskubidea apelan a la responsabilidad de todas las instituciones y de toda la ciudadanía –”también de la oposición”– para “actuar con civismo y respeto”.

“Creemos que este problema que pasa en todos los pueblos no se soluciona únicamente a través de la vía policial, por lo que estamos trabajando en una solución más global, y en ese trabajo necesitaremos la ayuda de todas y todos los agentes implicados”, concluyen.

“Deprisa y corriendo”

La medida de cerrar la plaza de Santa Ana y el pórtico de Andra Mari no ha convencido a PNV ni PSE-EE.

A juicio de la jeltzale Mireia Elkoroiribe, “cerrar una plaza pública para evitar el botellón no es solución. Es una medida tomada deprisa y corriendo, sin contrastar ni analizar como es debido”.

“Este fin de semana –ha añadido Elkoroiribe– la fiesta se ha trasladado a Tabira con multitud de gente, plásticos y botellas por todas partes, música toda la noche y los y las vecinas sin dormir. Hay que buscar soluciones acordadas para que esto no vaya a más”.

“Un sinsentido”

Por parte del PSE, Jésica Ruiz asegura que se enteró “del vallado de Santa Ana” al leer el bando “en los portales”. Como ya  transmitió entonces al concejal responsable, la decisión le pareció “un sinsentido”.

“Estaba claro que era una medida tomada de forma rápida y que lo único que iba a traer era el traslado del botellón a otras zonas, tal y como ha ocurrido con Tabira y Zuhatzola”.

Tras reconocer que es un problema “que se está dando en todos los municipios” y sin “fácil solución”, la concejala socialista ha instado a EH Bildu y a Herriaren Eskubidea a sentarse a hablar sobre ello.

“Es un tema lo bastante serio para que nos sentemos todos y busquemos soluciones y no parches rápidos e ineficaces. Más –insiste–, teniendo en cuenta que en pocas semanas tendremos las no fiestas de San Fausto”.