
El claustro de la Escuela de Música y Conservatorio de Durango ha marcado en rojo la fecha del 7 de mayo. Ese día se subirán al escenario de San Agustin kultur gunea muchos de los alumnos y profesores que han formado parte de sus cuatro décadas de historia para ofrecer un concierto a modo de orquesta sinfónica. “No queríamos dejar pasar un aniversario así y pensamos que, organizándolo con tiempo, podía ser especial reunirnos para tocar cinco o seis temas juntos”, explica el director del centro, Iker Ruiz de Alegría.
Este reencuentro, que a buen seguro despertará todo tipo de recuerdos y emociones, se ha gestado como símbolo de la notable evolución de una escuela que imparte formación musical reglada desde 1982. Una labor docente que comenzó en el colegio San Roke con clases de solfeo, piano e instrumentos de cuerda y viento, y que al año siguiente se trasladó a las Salesas y a unos locales cedidos por la ikastola Kurutziaga.
En 1986, viendo la alta demanda, el Ayuntamiento optó por acometer una inversión más duradera y rehabilitó las antiguas Escuelas de la Villa para establecer allí la sede que aún conserva en el número 7 de la calle Montevideo. Seis años después, y como consecuencia de la aplicación de la LOGSE, el Conservatorio se transformó en Escuela de Música, aunque el modelo mixto de enseñanza musical regresó a Bartolomé Ertzilla en el curso 2006-2007.
727 estudiantes
Durango se convertía así en una de las cinco localidades vascas que contaba con un Conservatorio de grado medio junto a Leioa, Barakaldo, Irun, Renteria y las tres capitales. El centro durangarra tenía entonces 840 alumnos y casi 1.200 matriculaciones. A día de hoy, y debido a la apertura de escuelas de música en Elorrio y Amorebieta-Etxano, entre otros factores, este cupo es sensiblemente inferior con 727 estudiantes. De éstos, 45 están matriculados en el Conservatorio.
Entre los objetivos a corto plazo que se ha marcado el centro se encuentran los de desarrollar una labor pedagógica para visibilizar instrumentos menos conocidos como la viola o el trombón. “Cuando tienen entre 4 y 7 años empiezan a conocer todos los instrumentos y ahí empieza la elección. Se puede apreciar cuál de ellos les llama más la atención y también se les observa desde el profesorado por si tienen alguna capacidad innata”, apunta Ruiz de Alegría.
Para los próximos días, Bartolomé Ertzilla ha organizado además conciertos didácticos, en colaboración con la compañía de teatro Markeliñe, dirigidos a captar el interés del alumnado de entre 5 y 6 años de los centros escolares de Durango. “Son puestas en escena de media hora, muy visuales, que funcionan muy bien”.