“Es difícil hacer humor sobre Trump o Ayuso porque ya son una parodia en sí mismos”

La labor del zornotzarra Igor Fernández como director de ‘El Jueves’ se hace cada día más difícil. Y no por las denuncias, críticas o señalamientos que recibe esta revista satírica por sus contenidos, sino porque la propia realidad se ha vuelto tan delirante que va dejando menos espacio para la exageración. Mientras le da vueltas a cómo reflejar la actualidad, ha tenido tiempo para ilustrar el cartel de fiestas de estos ‘Karmenak’ protagonizados por un Zorhontza “que da mucho juego”.

El dibujante ostenta la dirección de la revista desde hace poco más de un año –coincidiendo con su paso a cadencia mensual, después de casi medio siglo apareciendo todos los miércoles en los quioscos– pero su relación con ‘El Jueves’ se mantiene desde hace década y media. “La primera colaboración la hice en 2009, pero empecé a trabajar de forma fija un par de años después”, detalla.

Algo más tarde, se vio inmerso en una polémica que marcó el futuro de la publicación. Su nueva propietaria, RBA, censuró una portada que hacía referencia a la familia real, lo que provocó la fuga de gran parte de los autores más veteranos. “Por aquel entonces todavía residía en Amorebieta y, como quien dice, acababa de llegar a la revista después de dejar mi anterior trabajo. De golpe, nos quedamos en ‘El Jueves’ una nueva generación de dibujantes que nos había costado mucho llegar hasta ahí y tenía mucha ilusión de seguir con ello”, menciona.

En 2015 llegaría otro gran paso en su trayectoria profesional al mudarse a Barcelona, localidad en la que se edita la revista. “En realidad, fuimos porque a mi chica le salió trabajo allí. Para entonces conocía a bastante gente de la revista y ya formaba parte del Consejo de Redacción, con el que me conectaba por Skype, así que el traslado también me venía bien”.

Como detalle, recuerda que una de sus últimas reuniones a distancia coincidió con el atentado contra el semanario francés Charlie Hebdo, en el que dos hombres armados con fusiles de asalto mataron a 12 personas en sus oficinas por la publicación de unas caricaturas satíricas de Mahoma. “Prácticamente lo vivimos en directo. Al ser una revista muy similar a ‘El Jueves’ no pudimos evitar pensar en los riesgos que corríamos, pero por suerte nunca nos ha ocurrido nada parecido”, agradece.

Avalancha de quejas

Y no será por la falta de quejas y críticas que acumulan. “Antes recibíamos alguna carta o varios emails de protesta, que incluso solíamos publicar a veces. Pero ahora hay tal avalancha que se ha convertido en una especie de ruido de fondo. Cualquier cosa que publiquemos en redes sociales provoca una respuesta masiva de amenazas e insultos, pero ya lo tenemos tan asumido que nos ha dejado de hacer efecto”, asegura Fernández.

A otro nivel están las reacciones de las propias personalidades objeto de las viñetas de ‘El Jueves’ que “a veces llaman, en plan amigable, para decirnos que nos hemos pasado un poco. Pero en otras advierten directamente que nos las tendremos que ver con sus abogados. Sin embargo, son pocas las veces que hemos llegado al juzgado”.

“Cualquier cosa que publiquemos en redes sociales provoca una respuesta masiva de amenazas e insultos”

Entre ellas y en los últimos años, le consta una denuncia interpuesta por la Policía Nacional a cuenta de unos chistes sobre su actuación durante el referéndum de independencia de Cataluña, “los del barco de Piolín”. Y a nivel particular, “algún youtuber con el que nos habíamos metido. La autora, incluso, tuvo que ir a declarar, pero son casos que no tienen recorrido judicial”.

Sobre las críticas del tipo “antes me gustabais, pero ahora sólo dais caña a la derecha”, Fernández mantiene que “quien dice eso es que antes no nos debía leer tanto, aunque también es cierto que los cambios que hemos sufrido han ido en paralelo a los de la propia sociedad. Lógicamente, nos hemos revisado y no podemos hacer el mismo humor que en los años 80. Ni queremos, ni tiene sentido”, defiende.

Extravagancias

Pero, en una sociedad tan polarizada como la actual, ¿sigue teniendo sentido usar como armas la sátira y la ironía? “El problema es que en las redes está todo tan ‘amontonado’ que llegamos a gente a la que no deberíamos llegar. Antes, quien se compraba ‘El Jueves’ sabía qué se iba a encontrar y no se ofendía; ahora, cualquier chiste trivial puede alcanzar a personas que lo ven fuera de contexto y ahí es donde empiezan los problemas”, matiza Fernández.

Aunque, a veces, desde la revista también se tira a dar, como sucedió con un homenaje a la colección de cromos ‘La Pandilla Basura’ protagonizada por cargos y simpatizantes de Vox. “En ese caso, en lugar de denunciarnos, nos señalaron con nombre, apellidos y dirección desde la cuenta oficial del partido”, denuncia. “Como sabían que en un juicio no iban a obtener resultados, directamente fomentaban algún tipo de agresión, como ya le ocurrió hace tiempo a una antigua directora de la revista por una portada sobre el auge de la extrema derecha en Europa”.

Otro obstáculo con el que no contaban desde ‘El Jueves’ a la hora dar una visión humorística del día a día es la propia extravagancia de los personajes que acaparan los medios. “Esto es algo que solemos comentar mucho. ¿Qué chistes puedes hacer sobre personajes como Trump, Ayuso o Nacho Cano que son ya una parodia en sí mismos? Cuesta hacerles más ridículos de lo que son”, sostiene. “Aunque hay que reconocer que son una mina”.