Nunca llegó a entender por qué en Euskal Herria no había un Museo de Ciencias Naturales en condiciones y decidió empezar “a recoger cositas”. Enrique Huerta tenía entonces 14 años y regresaba con sus padres de una de aquellas excursiones al Aquarium de Donostia con las que tanto disfrutaba.
Han transcurrido 52 años de aquella primera reflexión. Un sueño de juventud que le ha llevado a recopilar 36.100 piezas en un fondo patrimonial de primer orden y que definitivamente se hará realidad mañana a la tarde cuando Hontza Museoa abra sus puertas en la casa de Mañaria donde vivió y murió Evaristo Bustinza ‘Kirikiño’.
“Era una ilusión de crío que he podido mantener hasta ahora aunque las decepciones me hayan convertido en una persona menos entusiasta”. Son palabras del investigador durangués que ya sugieren un camino mucho más abrupto del que se pudiera intuir para un Museo de Ciencias Naturales.
La primera vez que se habla públicamente de este proyecto es en 1985, como puede verse en la noticia adjunta de ‘El Correo’. A partir de ese momento, Huerta llega a estudiar hasta 14 posibles ubicaciones para el Museo ,”entre propuestas que hago yo y las que me hacen a mí”.
Decepciones y depresiones
Con Juanjo Ziarrusta como alcalde de Durango, el proyecto estuvo a punto de ver la luz, pero su fallecimiento hizo que todo volviera al punto de partida. “Fue la vez que más cerca estuve. Me propuso ubicar provisionalmente el museo en la planta más alta del edificio de Correos y si iba bien, trasladarlo a otro sitio. Cuando murió -relata Huerta-, llamé al Ayuntamiento para ver si todo iba a seguir igual y me dijeron que no, que aquello había sido cosa de Ziarrusta”.
Una más de tantas decepciones que le han sumido en los últimos años en dos importantes depresiones -“en una de ellas se me cayó el pelo completamente”-, pero que no han conseguido “que arroje la toalla”. Tal es así que, cuando le ofrecen comprar el edificio que es la actual sede de Hontza, se involucra en el proyecto con su hija y acaba abriendo el Museo con sus propios medios.
“Ella (por su hija) va a ser la directora y yo estaré como presidente de Hontza Fundazioa y en el laboratorio, que realmente es lo que me más gusta”, explica Huerta.
450 especies
De momento, el Museo concentrará a los visitantes frente a unas vitrinas alineadas en la planta baja que muestran una mínima parte de los fondos acumulados y clasificados durante toda una vida. Para esta primera fase, el profesor ha seleccionado 450 especies a modo de introducción a la botánica, la geología, la paleontología, los insectos y arácnidos, gusanos, moluscos, corales, crustáceos, esponjas, estrellas y erizos, peces, anfibios, reptiles, y también a las aves y mamíferos exóticos y europeos.
“La idea es que la exposición estable esté en los cerca de 160 metros cuadrados que hay en la primera planta, pero eso tendrá que ser en una segunda fase, ya que no hay dinero para todo”. Huerta, que entre 1986 y 1990 ya tuvo abierto un Museo en otro edificio próximo a las canteras de Mañaria, espera que Hontza sea un reclamo para vecinos y vecinas de Durangaldea, para gente que va a pasar el día a Urkiola y, sobre todo, para centros escolares. “En su día, en tres años y medio, pasaron 143 centros”, recuerda.
Hasta el próximo mes de marzo, el horario del Museo de Ciencias Naturales de Durangaldea será:
- De martes a viernes: de 17.00 a 19.00 horas
- Sábados: de 11.00 a 13.00 y de 17.00 a 19.00 horas
- Domingos y festivos: de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.00 horas.
Interesante. Habrá que ir este mismo fin de semana!
una vez más gran sensibilidad la que demuestran en Durango