La creación que surge del desguace

Donde otros ven chatarra, el durangarra Jokin Martínez ve todo un mundo de posibilidades. Así lo demuestra a través de Apalategui Metalart, una afición que se ha convertido en una fuente constante de creatividad y proyectos personalizados, nacidos del reciclaje de piezas mecánicas.

Martínez reconoce que siempre le ha gustado “salsear” con distintos materiales para construir cosas, hasta el punto de crear “una casa de muñecas de cuatro toneladas para mi hija”, destaca. También se acostumbró a realizar reparaciones en sus motos, por lo que los mecanismos de los motores no tienen secretos para él.

“Trabajo como conductor de autobús y, en el taller de la empresa, veía un montón de piezas desmontadas. Entonces, mi cabeza empezaba a idear todas las posibilidades que se podían realizar con los componentes de los motores”, recuerda.

Su primera obra fue una mesa de sala con botellero, creada a partir de las ‘tripas’ de un Audi V6. Poco después surgió uno de sus proyectos más exitosos: relojes decorativos hechos con pistones.

También empezó a reutilizar las cadenas de sus motos para formar “llaveros en forma de corazón, que cada vez han ido aumentando de tamaño y haciéndose más complejos”, detalla el responsable de Apalategui Metalart.

Dar “otra vida”

Todo el material que Martínez utiliza lo consigue en desguaces, a los que acude como quien va de compras por un centro comercial. La idea es dar “otra vida” a estos materiales de desecho tras un complejo tratamiento de limpieza y preparación, hasta convertirlos en objetos decorativos únicos. De ahí surgió la oportunidad de poner a la venta sus creaciones.

“Me animó mi hija, que fue quien se encargó de crear un perfil en Instagram para dar a conocer mis creaciones y ver cómo reaccionaba la gente”. El éxito no se hizo esperar. “Prácticamente tengo un pedido cada semana, ya sea de un reloj-pistón o de un corazón personalizado”, resalta. “Ha crecido de forma orgánica, sin un esfuerzo comercial”.

En su garaje, ejecuta sus experimentos creativos, que le están llevando a afrontar nuevos proyectos. Muchos de ellos surgen a partir de peticiones de clientes que lo han descubierto en redes sociales. “Ahora estoy diseñando una figura para una empresa de Ermua que fabrica maquinaria. Quieren tener un elemento identificativo para llevar a las ferias de su sector”, anuncia.

Un trabajo similar al que realizó hace unas semanas para un grupo motero de Toledo, para el que creó a ‘Nuestra Señora del Carburador’ a partir de un árbol de levas. “Les ha encantado y me han dicho que ya han encargado una urna de cristal desde donde presidirá su nuevo local”, añade.

Obras complejas

También tiene pendiente la creación de trofeos para varias asociaciones de coches clásicos “y otros productos con diseños totalmente distintos a los que he realizado hasta ahora”, adelanta.

Las obras producidas por Apalategui Metalart son complejas y consumen una media de una semana de trabajo, “en función de las horas que le pueda dedicar, ya que, de momento, no deja de ser un hobby”, explica. Por ello, dispone de un modesto stock que suele agotarse rápidamente. “Por eso recomiendo que los encargos se realicen con bastante tiempo de antelación”.

Más aún tras la oferta de una empresa de equipación de motos, que le ha pedido incluir sus productos en su página web. Toda esta demanda no le impide mantener los pies en el suelo, aunque tampoco descarta dedicarse exclusivamente a este proyecto en función de la demanda.

“Lo que tengo claro es que no voy a sacrificar la calidad. Voy a mantener esa labor meticulosa para conseguir artículos con los mejores acabados posibles. Quiero que las personas que compren mis productos los muestren con orgullo”, zanja.