El verano está vinculado a muchas sensaciones placenteras: buenas temperaturas, días más largos, vacaciones… y mucho sol. Pero aparte de proporcionar luz y calor, las radiaciones solares no están exentas de riesgos para la piel, como alerta Arantza González, coordinadora de prevención e información de la Asociación Contra el Cáncer en Bizkaia.
-¿Cuál es el objetivo principal de esta campaña de verano contra el cáncer de piel?
-Queremos llamar la atención, sobre todo en determinados grupos poblacionales, sobre la importancia de adoptar medidas de protección frente al sol. Aunque es algo que se debe tener en cuenta todo el año, en esta época tenemos una mayor exposición. Debemos enfocarlo de la misma forma que se usa un casco para ciertos trabajos o se pone un flotador a un niño cuando se mete al agua.
-¿A quiénes te refieres cuando hablas de grupos poblacionales?
-Todo el mundo debe protegerse, pero hay que prestar especial cuidado con la gente más vulnerable a la radiación solar. La población infanto-juvenil tiene barreras de protección poco desarrolladas por lo que es más fácil que se queme o sufra una insolación. Lo mismo pasa con las personas mayores, cuyos mecanismos están bastante “agotados” y tienen una piel más fina.
Asimismo, quienes trabajan al aire libre muchas horas –ya sea en el campo o la construcción– o practican actividades deportivas en el exterior deben extremar las precauciones al estar más expuestas.
-La OMS ha señalado que los casos de cáncer de piel están aumentando rápidamente.
-Así es, se trata del cáncer más extendido a nivel mundial y anualmente se detectan más de 1,5 millones de casos. El año pasado, en Euskadi se diagnosticaron 294 melanomas y más de 1.200 carcinomas. Los primeros son bastante agresivos, mientras que los segundos generan deformaciones y dejan cicatrices. De todas formas, estos son datos que han supuesto registro hospitalario, así que habría que sumar los casos atendidos por la dermatología privada, por lo que será un número muchísimo mayor.
A la sombra
-El buen tiempo empieza a animar a pasar más tiempo en la calle, playa o monte. ¿Cuáles son las principales medidas de protección que se recomiendan?
-Lo primero que recomendamos es conocer nuestro tipo de piel, porque condiciona la sensibilidad y la vulnerabilidad a la hora de exponerse al sol. También es importante conocer el índice de radiación UV de la zona en la que nos encontramos que, últimamente, en Euskadi es bastante alto, aunque no lo parezca.

En cuanto a las conductas a seguir, es fundamental usar barreras físicas −ropa, gorro, gafas de sol, zonas de sombra− y barreras químicas como las cremas de protección solar, que deben tener una protección alta frente a las radiaciones A y B. También se debe hidratar la piel a menudo.
-Es decir, que no basta con darse crema al ir a la playa o al monte…
-Existe esa idea, pero no es suficiente. La crema de protección solar absorbe la radiación y la transforma en menos dañina, pero sigue afectando. Además, se aplica poca cantidad y la extendemos mucho. Si un envase nos dura de un año para otro, mala señal.
Junto a ello, es fundamental ponernos a la sombra y exponernos al sol lo mínimo posible, ya que cada persona contamos con nuestro propio ‘capital solar’ que indica la cantidad de horas que tiene la piel para soportar una radiación que tiene efecto acumulativo. Si superamos ese límite se generan daños que en el futuro pueden provocar manchas cutáneas, envejecimiento prematuro y, en los casos más extremos, cáncer.
-Se recalca en la necesidad de más zonas a la sombra. ¿Cómo pueden colaborar las instituciones públicas para implementar estas medidas?
-En la Asociación Contra el Cáncer en Bizkaia utilizamos una herramienta ofrecida por muchos ayuntamientos que es los ‘presupuestos participativos’. Solemos proponer que se incrementen los espacios al aire libre con arbolado o cubrir parques y zonas de juegos. Son zonas que suelen estar frecuentadas por la ciudadanía más vulnerable, como personas mayores o población infantil, tal y como hemos citado antes.
Autoexploración
-La autoexploración cutánea es clave en la detección temprana. ¿Cómo se realiza de manera adecuada?
-Hay que prestar especial atención a los lunares, sobre todo a los llamados ‘atópicos’ que son más irregulares. Pero también hay que vigilar cualquier tipo de lesión y comprobar si cambia de forma, tamaño, color… o si empieza a picar o sangrar. Esas anomalías hay que consultarlas con especialistas.
-¿Qué mitos o ideas erróneas sobre el cáncer de piel os gustaría desmentir con esta campaña?
-Primero, el bronceado no protege, es una reacción de la piel ante una lesión que ha sufrido. Se produce al generar melanina que, aunque es un tipo de protección natural, su eficacia es escasa y nos produce una falsa sensación de seguridad. Segundo, se sobrevalora la necesidad de exponerse al sol para sintetizar vitamina D, que debe aportarse principalmente a través de la alimentación o de suplementos en los casos de déficit importante.
-¿Qué recursos ofrece la Asociación Contra el Cáncer para las personas que deseen más información o apoyo?
-Ante cualquier duda sobre este tema, disponemos del teléfono gratuito 900 100 036, que funciona las 24 horas del día, todo el año. También ofrecemos servicios gratuitos dirigidos a las personas con cáncer y sus familiares como atención psicológica y social, préstamos de material ortopédico y asesoramiento.
Más información: contraelcancer.es