
La proliferación de accidentes con víctimas mortales en la carretera que une Durango y Ondarroa, con una mayor incidencia en el tramo Berriz-Trabakua-Markina, ha llevado a la Diputación de Bizkaia a instalar bolardos a lo largo de la vía. Su pretensión es la de intentar ‘calmar’ la velocidad de los vehículos, que es la principal causa de los siniestros.
La carretera está considera como uno de los puntos negros de la red provincial debido a su “alta siniestralidad”, según reconocen fuentes de la institución foral.
De hecho, ahora hace un año que falleció el ex-ciclista Aitor Bugallo y en junio de 2015 perdía la vida el también durangués Ales Petralanda. El último accidente con víctimas mortales se produjo hace poco más de un mes, el 17 de diciembre, cuando murió un vecino de Markina de 51 años.
Las labores de mejora acometidas han consistido en la instalación de “hitos flexibles”, que han sido colocados entre los puntos kilométricos 32 y 45, entre las localidades de Berriz y Markina-Xemein. Este elementos pertenden lograr “que los conductores respeten la velocidad”, según apuntaron fuentes de la Diputación Foral.
Estrechamiento de la calzada
Las actuaciones que se han desarrollado durante el último mes para intentar reducir la velocidad a la que se circula por la vía, se han centrado en dos intervenciones principales. “Por un lado, se han estrechado los carriles marcando una doble línea separadora entre los sentidos y balizando entre líneas y, por otro lado, se han colocado hitos para delinear el trazado y reforzar la separación entre los dos sentidos”, han señalado las mismas fuentes.
Los nuevos ‘hitos’ no han sido instalados en toda la longitud de la carretera que ha sido objeto de mejora “con la finalidad de que los conductores de los vehículos puedan adelantar a los ciclistas que circulen por la zona”.
Las labores realizadas por la Diputación en la BI-633 para reducir la siniestralidad y mejorar el trazado incidieron previamente en la zona de Urberuaga, en Markina.
Las obras ejecutadas en varios tramos de esa zona a lo largo de casi dos kilómetros, tenían la finalidad de reducir la sinuosidad del trazado y facilitar el tránsito de vehículos pesados, que suponen el 9% de los casi 8.000 vehículos que circulan a diario por la vía.