La calle Uribarri de Durango ha vivido una actividad inusual en las últimas 48 horas. El derribo del edificio que ocupaba el número 6 de esta vía ha despertado cierta expectación y sentimientos encontrados entre un buen número de durangarras.
Hay quien se ha alegrado sobremanera por la demolición del inmueble colindante al Cine Zugaza por el ruinoso estado en que se encontraba y la peligrosidad que entrañaba. Principalmente, los vecinos y comerciantes de la zona, que llevaban años esperando este momento.
Pero el derribo también ha generado añoranza. “Da penita. Me acuerdo de ‘peke’ entrar al bar Mondragón lleno de gente muy mayor… Qué tiempos”, destacaba una vecina como comentario al vídeo que acababa de subir a una red social sobre los trabajos de demolición.
No fue la única a la que este apunte le retratrayó a su juventud. Tanto es así que la publicación se llenó rápidamente de referencias al futbolín y las máquinas de marcianitos del bar Mondragón, a sus bocatas de tortilla y lengua rebozada, a las cuadrillas de txikiteros cantando y también a las tardes de ‘kinito’ en el establecimiento.
Urbanización de Arandoñotorre
“¡Qué recuerdos! Cómo ha cambiado todo Durango”, añadían, en esta misma conversación virtual, intuyendo el cambio de fisonomía previsto para esta calle. Y así va a ser, porque la construcción de un nuevo edificio en este solar del número 6 de Uribarri lleva aparejada la reurbanización de Arandoñotorre.
Tal y como ha anunciado el Ayuntamiento, se van a ensanchar las aceras, renovar los servicios y se garantizará la accesibilidad. La promotora será la encargada de acometer estos trabajos, presupuestados en 420.000 euros. Se prevé que las obras finalicen en 2020.