Los escaparates de Durango se han poblado en los últimos meses de carteles anunciando liquidaciones por cese de actividad. Pero la realidad es mucho más amable si nos atenemos a las cifras. Las tiendas censadas en la localidad eran 466 en 2010. El año pasado ‘sólo’ había veintiséis menos.
Son los únicos datos que maneja en estos momentos Dendak Bai y tienen como fuente a Hirigune, el programa de ayudas del Gobierno vasco para la dinamización comercial urbana. Sin embargo, Alex Palacios y Miren Garrastazu, presidente y técnica de Comercio de la asociación duranguesa, creen que estas estadísticas no reflejan el difícil momento que vive el sector.
“Hay muchos negocios que se encuentran ya al límite”, reconoce Palacios. “Date cuenta de que la recuperación llega más tarde al comercio que a otros sectores y de que está siendo una crisis muy larga. Ahora es cuando se están viendo los verdaderos efectos”.
Para no verse obligadas a echar la persiana, muchas tiendas han tenido que tirar de ahorros y reducir sus gastos a la mínima expresión. En ese contexto, los despidos y prejubilaciones se han hecho notar en un sector, el de los servicios, que es el que mayor número de empleos genera en Durango.
Otro factor que para Palacios y Garrastazu ha influido en el ‘maquillaje’ del censo comercial es el incesante goteo de altas y bajas. Al cierre de algunos establecimientos que parecían consolidados le han seguido un buen número de aperturas que, eso sí, puntualizan desde Dendak Bai, “no suelen durar demasiado”.
Otras amenazas
Al margen de la crisis económica, el sector también se ha visto obligado a hacer frente a otras amenazas. Las principales, las grandes superficies y el comercio electrónico. “En Europa apostaron por la periferia y luego se dieron cuenta de que se habían equivocado. También hay que tener en cuenta que el trato y el servicio que nosotros dispensamos es difícil que te lo den desde un centro comercial o un teclado”.
Para poder hacer frente a esta competencia, Dendak Bai mantiene su apuesta por un pequeño comercio “fuerte y unido” que haga posible que los ingresos se queden en la localidad. “Comprar en las tiendas de toda la vida es reinvertir en Durango porque, a la postre, nosotros pagamos nuestros impuestos aquí y nos valemos de servicios de limpieza, seguros, equipamientos… que también son de aquí”.
Decía un conocido eslogan que el comercio es vida. Que así sea.