
La pareja de cigüeñas que reside en Amorebieta se empecina en ocupar la torreta que Telefónica tiene en el barrio de Ixer. Ya el año pasado fueron trasladadas con su prole a unas plataformas acondicionadas expresamente para ellas en el cercano parque de Ixerango, pero las abandonaron y volvieron a su antigua residencia: la antena de telefonía móvil.
Esta mañana las han vuelto a trasladar con sus crías en una delicada operación protagonizada por un biólogo, técnico de la Diputación, y otros naturalistas.
Según ha explicado un responsable de Telefónica, esta mudanza no es un capricho. Al construir el nido cubren una trampilla por la que se accede a las cuatro antenas que rodean la torreta y, si las cigüeñas taponan ese acceso, las operaciones allí arriba resultan más peligrosas para quienes las ejecutan. Además, la instalación corre riesgo de corroerse por la humedad.
En el nido había tres pollos de un mes de vida. Los especialistas se aseguraron de que sus progenitores se encontraran en las cercanías antes de sacarlos. “Si no ven que lo hacemos luego puede que no los reconozcan como suyos y corren riesgo de morir”, puntualizó el técnico foral, Aitor Galarza.
Anillamiento
Los polluelos han sido anillados al sacarlos del nido para controlar sus movimientos y se les ha trasladado rápidamente al parque de Ixerango mientras eran mostrados a sus padres que sobrevolaban inquietos la zona.
Una vez en la plataforma acondicionada en su nuevo destino se les ha provisto de carne picada para que estuvieran alimentados por si sus progenitores tardaban en acercarse.
El ornitólogo Ignacio García, que se ha ocupado de bajar los pollos de la torreta, ha explicado que esta vez las maniobras han resultado más complicadas que hace un año porque el nido estaba más desplazado a la derecha, pero que por lo demás “todo ha resultado sencillo”.
Muchos residentes en Ixer, acostumbrados a tener a las cigüeñas por vecinas, lamentaban el traslado y apostaban a que no resultaría exitoso. “Seguro que dentro de poco las volvemos a ver por aquí”, auguraban. Todo dependerá, a juicio de los entendidos, de que si los gamberros las dejan vivir en paz en su nueva torre.
ZORNOTZAN. Noticias de Amorebieta