
Izaskun Astondoa vuelve a interpretar el papel de la Pasión de Durango que más le gusta. Aunque es la cuarta vez que se pone en la piel de María (ya lo hizo con Egoitz Iraurgi y Xabi Arana), los nervios le siguen acompañando.
-Repites con Markel Ganboa, una persona con la que aseguras tener un ‘feeling’ especial.
-Le conozco desde niño porque somos del mismo barrio y nos compenetramos muy bien.
-Entonces, debiste sufrir más de la cuenta el año pasado al ver lo mal que lo estaba pasando.
-Me impactó mucho porque no paraba de temblar. Yo hacía todo lo posible para arroparle, pero también estaba completamente mojada y no había manera de que entrara en calor. Lo pasamos muy mal los dos, pero luego Markel bordó el papel y no tengo ninguna duda de que este año lo va a hacer igual o mejor.
-Después de esa experiencia, ¿te lo pensaste cuando te dijeron para volver a hacer de María?
-No lo dudé ni un momento. Si para la siguiente edición hay otra persona dispuesta a hacer el papel entenderé perfectamente que no cuenten conmigo, pero este año estoy muy feliz de que lo hayan hecho.
-Eres también de las veteranas de la obra.
-Sí, creo que este año cumplo 23 años en la Pasión. Fui la primera vez a acompañar a mi hijo porque quería participar y me animaron a que yo también me apuntara. Mi hijo lo dejó después, pero yo sigo. Siempre digo que somos una pequeña familia y, además, todo lo que tenga que ver con el teatro me encanta.
-¿Cómo afrontas tu papel? ¿Tienes en mente hacer algo diferente?
-No, la verdad es que me dejo llevar muy fácil por la emoción. Soy muy llorona y me meto fácil en el papel. En cuanto veo llegar a Markel con la cruz siento el mismo dolor que sentiría si fuera mi propio hijo.
-¿Qué es lo que peor llevas de las representaciones?
-Los nervios previos que pasas mientras estás esperando a salir detrás de las cortinas. Sabes que está tu familia y tus amistades en las gradas, incluso las compañeras de la ‘resi’…
-Trabajas en la residencia Joxe Miel Barandiaran, ¿te tratan como una auténtica actriz por unos días?
-No, jeje. Eso sí, están muy contentos de que haga de María, especialmente las personas residentes. Unas cuantas ya han venido a verme y compañeras también.
-¿Y qué te comentan después de la función?
-¡Que lo he hecho genial! (se ríe).
-Ya para terminar, necesitáis gente en la obra. ¿Se te ocurre alguna idea para el futuro?
-Es verdad, cada vez estamos menos gente. Muchas personas marchan de vacaciones en Semana Santa y cada vez es más complicado conseguir esa implicación. Ideas no se me ocurren, pero lo que sí les diría es que somos muy abiertos y la gente es encantadora. Yo he hecho un montón de amistades en la Pasión.