Los barrios bajan al pueblo

Una exposición en el Palacio de Iturri en Elorrio trata de resaltar la contribución de las cofradías civiles y religiosas a la convivencia vecinal.

Las cofradías son instituciones muy arraigadas en la vida social y religiosa de Elorrio, pero actualmente no están tan activas y a veces no se les concede la importancia que merecen. Quizás también por desconocimiento. Si su modelo de convivencia se mantuviera vigente quizás podríamos aspirar a una vida más sencilla. Además, nos ahorraríamos cantidades ingentes de dinero en burocracia y pleitos. Quién sabe si no podrían servir de referencia para el futuro.

El funcionamiento de estas agrupaciones civiles y religiosas a través de sus objetos es el núcleo de la exposición, titulada ‘Por el bien común’, que se exhibe hasta mediados de junio. Lo primero que llama la atención en la muestra es su apariencia, la hermosura conseguida con elementos bien sencillos. La técnica de Cultura municipal, Josune Aranguren, atribuye el mérito al comisario Jesús Muñiz, responsable del Museo Diocesano de Arte Sacro, quien “tiene mucho acierto buscando y combinando elementos”.

Antes de montarla, este especialista recorrió una a una las dependencias de las cofradías locales y encontró elementos de valor desconocido aun para los propios cofrades. Como muestra, Aranguren indica un misal manuscrito del siglo XVI en Gazeta, una joya muy bien conservada.

Virgen campesina

Las cofradías se dividían en dos clases. Las de barrio se ocupaban de los asuntos administrativos y jurídicos de la comunidad, pues eran también órganos de arbitraje y de administración de justicia. Junto a ellas estaban las devocionales, cuya función se centraba en garantizar el orden moral, organizar los actos de culto y rezar por las almas.

Una vitrina muestra algunos libros donde anotaban las cuestiones importantes. Los había de tres tipos: De actas, en cuyo registro se puede encontrar sorpresas como multas  a los vecinos por dejar la cofradía “sin motivo aparente”, los de cuentas y los ‘listeros’, donde figuraban los miembros y caseríos adscritos.

Otros elementos curiosos que se pueden admirar son la Andra Mari de Gazeta, una imagen atípica y hermosa. A juicio de Aranguren, se trata de “una escultura tosca pero preciosa, sin gran valor artístico, aunque de policromía valiosa”. Es una Virgen rolliza con el pelo suelto y rizado. Una especie de campesina vestida de fiesta.

Una olla que hace de macetero

Llama también la atención una gran cruz plateada situada justo en el centro, cedida por  el Museo Diocesano y protegida por una vitrina. Es el único elemento que no pertenece al patrimonio de las cofradías.

Entre estandartes e imaginería procesionales, en otras peanas y vitrinas sobresalen una gran olla antigua que ha sido liberada de su función de macetero para esta exposición, tres piezas de una vajilla antigua utilizada para las celebraciones especiales y una sacra o soporte que se colocaba en el altar para sujetar la ‘chuleta’. Está confeccionada con materiales de escaso valor y adolece de algunos defectos de conservación, pero al igual que otros muchos objetos de la muestra se ve que está tallada y decorada “con mucho cariño”, a juicio de Aranguren.

Valor sentimental

Y es que el mayor valor de la mayoría de estas piezas es sentimental. La técnica de Cultura recuerda que en otra ocasión en que se exhibió una Virgen de la ermita de un barrio una vecina acudía todos los días a visitarla.

Poca gente reconoce el “interés histórico y narrativo” de estos elementos. Es uno de los motivos de que se haya organizado la exposición. Otro es que en Elorrio son conscientes de la importancia de los barrios en el devenir histórico de la villa, hecho refrendado por la importancia de los descubrimientos arqueológicos que están teniendo lugar en Argiñeta.

La exposición trata de contextualizar la vida en los barrios en la época de esplendor de las cofradías. Una fotografía, por ejemplo, recrea lo que debió ser la vida en san Juan de Momoitio (Berriz), barrio que ha sido exhaustivamente estudiado y es prototipo de los asentamientos humanos medievales en la comarca. Las casas se sitúan a media ladera y orientadas hacia el sur con su iglesia y los enterramientos alrededor.

Peculiar visión del cosmos

Un dibujo plasma la antigua visión del cosmos de los cofrades: un pequeño casco urbano defendido por cuatro grandes zonas pobladas, los barrios. Todos ellos autónomos y comunicados con el centro por caminos atravesados por cruceros. Precisamente la conservación de la cantidad y calidad de las cruces de Elorrio es otra cuestión que ocupa y preocupa a los responsables de la conservación del patrimonio local.

La exposición permanecerá abierta hasta el 14 de junio con un amplio horario de visita entre semana, de 9 a 21 horas, y los sábados por la mañana, de 10.30 a 13.30 horas. Los domingos cierra. Un audiovisual guía a los visitantes.