Control absoluto sobre las proles desafectas de la política o algo así entiendo que sucede aquí y ahora. Cayó el muro de Berlín. Lo que no consiguió el nazismo militarmente, otros lo van a llevar a cabo en el aspecto económico. ¿Se parece este 2013 a lo que nos predijo Orwell en su novela?
A falta de lo que podría manifestar mi admirado Fernando Fernán Gómez, tenemos al lúcido anciano José Luis Sampedro, convertido en la comidilla de un grupo de “marujas” de mi edad que también dominan el “facebook”:
-Como te digo, le ha llamado hijo de puta a Rajoy. Ha sido un escritor, no sé…Saramago, no estoy segura.
-Oye, pica editar y compartir para que lo pueda leer.
Pues sin más, me ha venido a la cabeza la celebrada novela del autor inglés, cuyo título me remite a mi colección de agendas empolvadas. Un destello de nostalgia.
Me siento sobre la cama y hojeo mis apuntes…“El año que vivimos peligrosamente” cuya acción se centra en Indonesia. Narraba la insurrección comunista frente a Sukarno. Esta película abría mi curso de espectador cinéfilo.
Fui testigo directo de la última Copa que ganó el Athletic. Ni más ni menos que a todo un Barça de Maradona. A rebosar el estadio y los aledaños del Bernabéu. No podrá ser de nuevo en esta campaña, pero ¿por qué no en 2014?.
También disfruté de unas vacaciones especiales sobre ruedas con la “vuelta cicloturista ibérica”.
Lo que haremos este agosto será más cerca de casa. ¡Veranee en Euskadi! No hay más remedio.
Vamos a dar un salto de 1984 a 2013 para retroceder a 1965, aunque más cerca que Yakarta y en un momento histórico ¿comparable con una insurrección comunista? Más bien de “indignados”. Nos situamos en la piel de toro.
La gasolina se ha convertido en un artículo de lujo. Volvemos a usar la bici o la vespino para ir al trabajo, como antaño, con la diferencia de que entonces no faltaba empleo. ¿El verano? Lo disfrutaremos en las piscinas municipales y algún día iremos a Karraspio. El banco ya no da créditos para marchar lejos. -¿Mal o qué? -me requiere mi frutero- Los de nuestra generación ya vivimos aquellos años con esto. Ahora hay mucha tontería.
En septiembre Criquelion ganaba el Campeonato del Mundo que presenciamos en vivo y en directo. Fue en Monjuic. Por Donosti pasaron Jethro Tull, Frank Zappa y Lou Reed, ante un buen número de fans incondicionales bajo un halo placenteramente extasiante: Birras, porros y rock and roll. Y así se fue el tan temido 1984 que vivimos animosamente. Sacando el máximo provecho de cada día y hora. Nada de qué arrepentirse.
Si tal vez llevamos un ritmo por encima de nuestras posibilidades, ha llegado la hora de cambiar de tercio. A pesar de que las personas seamos animales de costumbres, también tenemos un gran poder de adaptación. Renovarse o morir, no.
Adaptarse o naufragar será, porque caen chuzos de punta con la última ciclogénesis ésa. Llevamos varias semanas sin ver el sol, ni la hermosa luna llena. A mí esta noche me apetece una aurora boreal ante tanta sopa de números y letras.
“Local hero” fue la bellísima película que cerró mi periplo por las salas de cine en 1984. Al lugar de la narración me quiero trasladar esta noche. Conecto el vídeo ante mi flamante televisor de plasma con 55 pulgadas. ¿Sabéis? El mes que viene pago la última letra.
Montjuïc, mesedez