Seve acaba de cumplir 55 años y lleva cuatro en el paro. Ayer me comentó que le habían requerido en la Oficina de Empleo con el DNI y la última declaración de la renta para comprobar que durante 2012 no había tenido más ingresos que el subsidio para mayores de 52 años.
Me dice sarcástico que en todo el tiempo que lleva sin empleo le han llamado solamente una vez para un trabajo de una semana durante una feria en el BEC. Un “curro” por el que gastaría más que lo que pagarían, con el desplazamiento y la comida, y sin embargo ha tenido que comparecer puntualmente cada año para demostrar que no defrauda al Estado. Presunto inocente.
Si se le añade a eso la edad que tiene y los “amigos” que no tiene, raro será que deje de visitar Lanbide o el Servicio Público de Empleo, hasta que se jubile con un retiro irrisorio.
Así estamos sobre la piel de toro. Con Oficinas de Empleo que no te llaman para ofrecerte un trabajo sino para auditarte, como si fuera una subdelegación de la Hacienda Fiscal para los desempleados.
Son medidas de gobierno para evitar el fraude. Decisiones de políticos que un día tras otro defraudan, y no en lo que al vil metal se refiere únicamente.
Oficinas de empleo que no emplean, aeropuertos donde no hay aviones, ni salen ni aterrizan; bancos donde no hay dinero porque se lo llevaron y lo malgastaron, aplicación de la Justicia a la que no podemos acogernos por carecer de recursos para pleitear, empresas en las que falta trabajo, trenes sin pasajeros y así sucesivamente…
Próxima estación: Chineuro, el continente con moneda única donde los obreros que pueden hacerlo, trabajan como chinos y también cobran como ellos en su país.
Desaparece la clase media, o mejor, se altera: ahora está conformada por la clase política.
Aldous y Philip no se sorprenderían en absoluto si volvieran del más allá.
Mientras tanto, Seve se apaña con los 426 euros de subsidio, para comer, vestir, atender los gastos corrientes del piso y mantener a su mujer, en la misma situación laboral pero sin ingresos, y a su hijo. Los plazos que le quedan para cancelar la hipoteca de la vivienda corren por cuenta de la, afortunadamente, jugosa pensión de sus padres que por suerte cotizaron a la SS y todavía viven con 80 años.
Viene de cumplirse un año desde que Amaia se arrojó por el balcón en Barakaldo, porque iban a desahuciarla de inmediato. Hicieron que perdiera a su “amante”. La suicidaron.
Los voceros gobernantes siguen proclamando que aquí, sin violencia todo es posible.
Y seguirán apretando hasta que… ¿Hasta cuándo?
Y seguirán apretando hasta que… ¿Hasta cuándo?