Habría que celebrarlo, no solo que hemos tenido una convocatoria electoral en un clima de paz y mínimamente abierta, pero también que ha sido la primera vez en la historia en que una mujer es candidata a la lehendakaritza del Gobierno Vasco.
Tuvimos una presidenta Golda Meir en Israel, una Indira Gandhi en la India, una Benazir Bhutto en Pakistán, una Bachelet en Chile, una Jefa de Gobierno Margaret Tatcher en Londres; ahora tenemos una Cristina Fernández en Buenos Aires, una Dilma Rousef en Brasilia, una Superwoman Angela Merkel que ejerce de dueña y señora de los destinos de Europa… En Birmania, San Suu Kii, con su Premio Nobel bajo el brazo, lidera a la oposición que intenta instaurar la democracia en un país sometido desde mucho tiempo atrás a una dictadura militar. Ya era hora de apuntarnos desde nuestro pequeño gran país a esta nueva ola. Aspaldiko.
Cualquiera que sea la opinión que los ciudadanos de a pie tengamos sobre su opción política, es justo reconocer que Laura Mintegi, a la cabeza de los 21 diputados de Bildu, ha dado la talla y ha salido airosa de ese mundo duro y bronco de candidatos acostumbrados a jugar al ratón y al gato, a provocarse entre sí, a lanzarse golpes unas veces altos y otras veces bajos: que si la violencia, que si la independentzia, que si la crisis, que si las pensiones…
Laura ha exhibido su sonrisa perennemente fresca y discreta, su hablar pausado y moderado, sus nervios de acero, sus respuestas a tiempo y sus silencios cuando tocaba. Zorionak, Laura!
Con ella, con el indudable hechizo de su buen hacer, saber estar y saber hablar, Bildu ha desplazado al PSE-EE del segundo puesto de la clasificación, y se ha convertido en un posible socio o una opción de gobierno, y en caso contrario, Laura será la guía de la oposición al gobierno que Iñigo Urkullu pudiera conformar.
Laura Mintegi y Bildu han sido parte en la derrota electoral del PSE-EE, una derrota que también se ha producido en Galicia. Allí ha desplazado al PSG el viejo rockero Beiras, liderando una alianza de la izquierda gallega y el nacionalismo en una unidad lógica. Porque en Galicia el nacionalismo de corte español viste “camisa azul”, parece que nacionalismo gallego e izquierda son aliados naturales, a juzgar por los resultados conseguidos en esta ocasión.
El voto de castigo al PSOE de Galicia y de Euskadi podría reflejar un estado de ánimo de la ciudadanía que no ve demasiadas diferencias entre la derecha y la izquierda de tinte “constitucionalista”, que no confía en que la opción socialista pueda sacarnos de la crisis. De hecho, suenan voces pidiendo y reclamando una “refundación” del PSOE.
Tal vez a Laura Mintegi le ha faltado, para llegar a la lehendakaritza, un mayor esfuerzo por unir en un solo bloque a toda la izquierda de Euskadi. Le ha faltado sumar a su coalición a la izquierda de Ezker Batua y a Equo. La Ezker Batua de otros tiempos, hecha añicos por diferencias internas, ha suministrado a Bildu uno de sus tres segmentos, y los otros dos se han hecho la guerra entre ellos, y sus alrededor de 30.000 votos conseguidos solo han servido para la papelera. ¡30.000 votos perdidos para una política de izquierdas, Laura! Una pena! ¡Un ocasión perdida!
Laura Mintegi podría valerse de su triunfo y de sus encantos personales y políticos para crear una dinámica nueva que propicie el buen entendimiento y la unidad de acción entre el sindicalismo abertzale y el sindicalismo estatal. Porque cuando la izquierda o los sindicatos se pelean, Euskadi no sale ganando, ganan la patronal, los mercados esos que dominan la economía mundial.
¡Tantas cosas se podrían conseguir con una mujer que agrupe a su alrededor a toda la izquierda de Euskadi!
De cualquier manera, es el momento de rogar a unos y otros que de una vez para siempre, a la manera de Laura Mintegi, dejemos para el archivo histórico de Euskadi las malas maneras, las broncas, las algaradas, y empecemos a hacer política con la palabra y el voto.