Cenas de empresa

Habitualmente resulta anormal la primera
reacción a ciertas manifestaciones o
acciones que percibimos. Por eso, al escuchar
a un analista político en uno de mis
programas de televisión favoritos, que
muchos votos se decidirán
próximamente en cenas de empresa,
no pude aguantarme la risa.

Pero luego, al calor de las mantas, y
probablemente dada mi afición
cinéfila, asocié la imagen de la
magnífica velada de compañeros
de trabajo, a la magistral obra de Luis
Buñuel “Viridiana” en la
que unos vagabundos objeto de la caridad de
la exnovicia se dan una gran comilona.
Entonces la cosa cambia.

Me descolocan las conjeturas,
números, cuadraturas de
círculos que veo y escucho hacer a
sesudos periodistas sobre las distancias entre
el primero, el segundo y el tercero en los
resultados de la carrera electoral cuyas etapas
van sucediéndose, en esa Vuelta a
Casa por Navidad que se producirá el
próximo día 20. Todo para
acabar afirmando naderías como decir
que “si fulanito cumple su promesa de
no pactar con X, la alianza sólo
podrá ser con Y, pero luego veremos lo
que pasa cuando entre en escena Z y los
minutos que le saque en la meta el ganador a
los otros dos o tres y hasta cuatro
siguientes”.

Pero resulta que en este caso, es el
público quien decide el resultado,
aunque lo hace sobre el esfuerzo de cada
competidor, bien es verdad.

Puestos a realizar cálculos, la risa
venía a cuento de que, analizando la
situación actual, me temo que los
sufridores en la mayor empresa del Estado no
se reúnen para compartir viandas ni
realizar una plática acerca de la
conveniencia de escoger determinada papeleta
para las urnas.

Al resto, que afortunadamente aún
son mayoría, tampoco les veo
dilapidando su velada para concretar a
qué partido político van a dar
su confianza para los próximos cuatro
años. Sus conversaciones, a buen
seguro, versarán sobre otros aspectos
de la vida.

¿Que cómo puedo entonces
emplear mi tiempo en este tipo de programas?
En efecto, una pregunta que me hago de vez
en cuando. Es porque en mi adición a
la caja tonta encuentro únicamente
tele-basura o películas violentas, y
luego por la noche cuando escucho la radio,
me cuentan las cuitas de no sé
qué fenómeno del
balompié o equipo de fútbol.
¡Pardiez!

Supongo que llegados a este punto,
habréis entendido perfectamente que
yo lo que necesito es reirme y que la comedia
es mi género preferido, porque
además, para dramas contamos con
otras muchas horas del día.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.