Al Ministerio de Industria, Energía y Turismo del Reino de España, no se le ha ocurrido nada mejor que sancionar a Eusko Alkartasuna, imponiéndole una multa de 45.000 euros, ni más, ni menos, que por instalar una antena de televisión que permitía sintonizar en Nafarroa los canales de ETB1 y ETB2 a través de la Televisión Digital Terrestre.
Parece una broma ¿a que sí? Pero no lo es. Si no que se lo pregunten a la empresa encargada de la adaptación técnica necesaria para posibilitar la recepción de la señal de la televisión pública vasca, que así, de refilón, ha resultado sancionada con otros 15.000 euros por su presunta corresponsabilidad en los hechos.
Pongámonos en antecedentes para contextualizar el suceso. Resulta que los navarros pueden ver en sus televisores, y en óptimas condiciones, canales de lo más variopintos, incluyendo, naturalmente, canales de varias comunidades autónomas españolas. Pero no pueden ver los canales de ETB. Bueno, es cierto que se recibe la señal analógica de los dos primeros canales de esta televisión, pero resulta que es una señal pésima, que viene y va, como la canción de Fito, cómo y cuando le da la gana.
El Gobierno Foral navarro ha venido manteniendo que el hecho de acondicionar los medios para poder acceder a la señal digitalizada de ETB, tenía un costo en torno al millón de euros, por lo que, amparado en la crisis, siempre tenía una solvente coartada para posponer para una mejor ocasión la posibilidad de que la ciudadanía navarra accediese a los contenidos de una televisión vasca.
Pero miren por dónde, los afiliados a Eusko Alkartasuna, se las han apañado para recolectar algo menos de doce mil eurillos, y con ellos, lograr la emisión, a través del TDT los contenidos de ETB1 y ETB2. Ahora bien, parece que, como lo hicieron sin las consabidas y preceptivas autorizaciones, la Benemérita cortó de raíz las emisiones (ya veremos qué es lo que ocurre con el procedimiento judicial que se sigue por aquellos hechos), y, ahora, el rigor del derecho administrativo sancionador se ceba con los responsables de la tropelía de ¿ahorrar casi un millón de euros a la Comunidad Foral?
Todo esto suena a chiste, pero en el fondo de la cuestión subyace algo chirriante y escalofriante. La extrema animadversión que hacia todo lo vasco mantienen las personas que ostentan la responsabilidad de gobernar Nafarroa. Y esto no es, siquiera, comprensible.
Lo quieran, o no, gran parte de la población de Nafarroa es euskaldun, y la práctica totalidad de los navarros mantienen unos sólidos lazos de unión, unos íntimos vínculos, con diferentes elementos del acervo cultural vasco. Y es de locos, es ridículo (o al menos a mi me lo parece) tratar de erradicarlos en pro de un exacerbado patriotismo español trasnochado y cañí.