Hay situaciones que una creía que nunca iba a ver y sin embargo la realidad marca la pauta y al final suceden cosas increíbles. Durante los últimos diez días he estado trabajando en el Campeonato de Europa U20 de Bilbao. Ver y disfrutar de los mejores jugadores de Europa de la categoría es un placer para los que amamos este deporte, y sin duda que la experiencia es increíble.
A partir de ahí la duda siempre está en cómo actuar con la selección española cuando aparece en nuestras tierras. Pero las incógnitas se despejaron pronto, ya en la presentación, ningún silbido y respeto absoluto al himno español, eso sí en su versión mega reducida –menos mal-; en los partidos en los que sin duda alguna siempre ha habido más público ha sido en los de España y algo que nunca pensé que llegaría a ver es a casi 6.000 espectadores, muchos de ellos animando y gritando: “¡Es-pa-ña!”, y varias banderas gualdirojas adornando las gradas intercaladas con la ikurriña. Alucinante, ¿verdad? Y todo ello en un clima de total normalidad y ahí es donde me he sentido especialmente orgullosa de ser de Bilbao. Hemos conseguido con dicho comportamiento no cargar de razón a los que nos llaman intolerantes, separatistas, poco solidarios…,como las más suaves de las lindezas.
Claro que los fervientes seguidores de España eran pocos y la mayoría venían de fuera, pero los amantes del baloncesto éramos muchos y los que aplaudimos las jugadas y los jugadores, independientemente del color de la camiseta que vestían, éramos la mayoría de los que nos hemos citado en Miribilla.
Obviamente aquí está el eterno debate de ¿para cuándo una selección de Euskadi pudiendo competir en competiciones internacionales? Me encantaría, sería precioso. Y ahora me ciño al baloncesto y lo primero que habría que hacer es formar jugadores y apostar por ello, porque en la U20 que se ha hecho con el oro europeo no hay ningún vasco, bueno miento, hay uno, Josean Betolaza, el fisioterapeuta. Hay que trabajar más y mejor abajo, en la base, porque algo no hacemos bien en este deporte -creo que esta afirmación es muy extrapolable a otros- cuando no hay un campeón euskaldun ni en infantiles, cadetes o juniors en campeonatos de clubes estatales casi en los últimos 20 años. En el profesionalismo estamos en una situación parecida pues en la ACB y en la Liga Femenina se pueden contar a los vascos prácticamente con los dedos de una mano.
Ahora la selección de Euskadi masculina de baloncesto comenzará una gira por Argentina. No sé muy bien qué pensar de ello. Para vender imagen, me parece genial, para formar o con valor competitivo, cuanto menos cuestionable, y a nivel económico la subvención de las instituciones públicas que ahí se invierte, ¿no sería mejor tener becados a jugadores y jugadoras para que se formen durante todo el año en un centro de alto rendimiento?
Pues como ya he visto cosas que nunca pensé que vería que sucedieran, ojalá que sucedan otras que son incluso más fáciles de lograr. Tiempo al tiempo.