De ratones y de bicis

Desde Mierdaseca, donde se bifurcan los caminos, hasta donde nace el olor a café existe desde hace siete años un muro de la vergüenza que cual florero gigante deja escapar matas, plantas y arbustos a ambos lados.
La maceta es enorme y en su interior no sólo alberga especies del reino vegetal.

Sabedores seguramente de que los asuntos de palacio van despacio, la mejor ocurrencia que tuvo un grupo de jovenzuelos ocupas de una casa sin ton ni son, fue invadir una propiedad supuestamente privada y romper una barrera arquitectónica, sin luces ni taquígrafos, con nocturnidad y alevosía.

Tal insolencia entrañó el berrinche en instancias político-administrativas locales, algo que duró muy poco, ya que la iniciativa de los borrokillas fue aplaudida por la mayoría de los durangueses.

El espíritu inconformista y transgresor de aquellos adolescentes me embargó de satisfacción. Se ciscaron en el protocolo y descubrí que Larra en “Vuelva usted mañana” casi se quedaba corto en su retrato de país.

Debo reconocer que he pecado de desobediencia cuando he conducido mi coche por una dirección prohibida, o he sobrepasado los 120 kms. por hora en la autopista, pero tengo más.

No acudí a la administración para poner nombre a un patio ajardinado municipal y colocar una placa que dice “Plaza del 1° de mayo”.

Añado mi “mea culpa” también, por circular en bici por las aceras y cruzar montado los pasos de cebra si los coches me lo permiten, al igual que yo tolero compartir el carril bici con peatones. Por cierto, en esta última actividad descubro los adoquines que hay sueltos, lo que supone que puedo dar un servicio a la comunidad.

Ahora bien, no estoy dispuesto a ponerme a cazar ratones. Me resultan simpáticos y juguetones. Otra cosa son las ratas. No hay queso suficiente para los cepos, aunque quizás les guste el chorizo, en cuyo caso la solución está más cerca.

Conclusión: “La administración” nos dijo en su día que aquí no se podía ver “El último tango en París”. Cogimos el tren y nos fuimos a Hendaya. ¡Qué cojones!

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.