Gobernar la crisis

Defenderé una serie de afirmaciones escuchadas recientemente y que deseo compartir con mis vecinas y mis vecinos de Durango. Escuchadas hace diez días en la clausura del Congreso Nacional del Partido Popular y haciendo referencia al gobierno de España desde 2011. Resume muchos aspectos que considero importantes de verdad para todos los durangueses igual que para todos los españoles.

“(…) seguro que os acordáis de cómo estaba en aquel entonces nuestro país. No hace falta que yo lo recuerde. No hace ninguna falta. Lo sabéis todos, también el resto de los españoles, porque todos los españoles lo sufrimos.

 Nos encontrábamos, en aquel momento, en la peor página de la peor crisis económica que hemos vivido en décadas. Desde entonces han pasado muchas cosas en nuestro país. Tampoco voy a detenerme en ellas. También las conocéis.

 Ahora solo quiero deciros que no fue fácil, nada fácil. Tuvimos que remangarnos de verdad y tomar medidas extraordinarias, porque España se nos iba sin remedio al precipicio del rescate, y eso era como multiplicar el desastre, imponer un calvario social a todos los españoles, especialmente a los más débiles y, sobre todo, dejar en manos ajenas la tutela de nuestras decisiones, de nuestra libertad y de nuestra soberanía.

 Lo hicimos. Somos españoles. Sabemos cuidarnos solos. No necesitamos que desde fuera lo hagan. Por eso, nos remangamos y lo hicimos y no hubo rescate. Nos rescatamos nosotros solos a nosotros mismos.

 Ha sido difícil. En realidad, ha sido muy difícil. Gobernar la crisis ha tenido un coste muy alto para el partido. Hemos pagado un precio en popularidad, en imagen y en votos. Injusto, diréis. Inevitable, digo yo.

 No sé si otro partido lo hubiera aceptado. Nosotros lo aceptamos y pagamos el precio del que dice la verdad y pone el remedio. No pretendimos quedar bien, sino hacer lo que debíamos y cumplir con nuestro deber.

 Lo digo con orgullo. Lo llevamos como una medalla al servicio de España, como un aval, como una garantía más de que nosotros sabemos dejar a un lado las conveniencias del partido cuando se trata del beneficio de España y los españoles. Lo digo con orgullo.

 Mereció la pena. Nada ha sido en vano. Ningún esfuerzo cayó en saco roto, porque la España de hoy no se parece nada a la España que recibimos, la mires por donde la mires. En crecimiento, en bienestar, en empleo y, sobre todo, en confianza. España tiene ahora algo con lo que entonces no podía ni soñar: un futuro. Hemos vuelto a recuperar nuestros horizontes.

 Pero la tarea todavía está incompleta. En general, cualquier tarea del Gobierno está siempre incompleta, como es natural. Cada día trae sus problemas y sus afanes, como sabe bien cualquier familia. Esa labor nunca se concluye. Vendrán otros días y traerán otras inquietudes que habrá que atender o convendrá prevenir.

 Pero no hablo en general. Cuando digo «tarea incompleta» me refiero a la nuestra, a la que nos marcamos nosotros mismos. No hemos alcanzado aún nuestro propósito de lograr 20 millones de empleos en esta legislatura. Y lo que significan, lo que conllevan.

 Lo he dicho ya tantas veces que no me importa repetirlo una más. El empleo es el sostén de todo el Estado de Bienestar. Es un tesoro para quien lo consigue, y una mina de oro para la colectividad. La Seguridad Social se cubre con las cuotas de los trabajadores y de los empresarios; las pensiones se pagan con las cotizaciones y los servicios públicos con los impuestos que pagan quienes trabajan y pueden consumir.

 En España ya tenemos ya 18 millones y medio de personas ocupadas. Un millón seiscientas mil más que en el peor momento para el empleo en esta larga crisis que estamos dejando atrás. Esto nos da un desahogo, nos da confianza, nos da estabilidad, pero eso no es suficiente.

 El pasado año crecimos al 3,2%, el ritmo más alto de las grandes economías europeas, el doble de la media de la Eurozona, por encima de Estados Unidos, por encima de Alemania. Y este año el crecimiento del empleo se volverá a medir en centenares de miles de personas. Eso quiere decir que estamos cumpliendo, que vamos por el buen camino, que debemos perseverar y que nuestros objetivos son realistas y están a nuestro alcance.

 Esto no será fácil. No lo digo por la gestión en sí, sino por las circunstancias en que debemos desarrollar esta gestión. A algunos les puede parecer que la tarea parece más sencilla que la de hace cuatro años, porque España está encarrilada y tiene su propia inercia. Todo debiera costar mucho menos esfuerzo. Cierto. Pero también es verdad que nuestra fuerza ha disminuido, que ya no tenemos mayoría absoluta, que no dependemos de nosotros mismos y que hemos de integrar otras voluntades. (…)“

Pero sin duda trabajaremos para conseguirlo.

Durango, Euskadi y España lo merecen.

Fran Garate es concejal del PP en el Ayuntamiento de Durango