Del populismo al buenismo

La jerga politiquera, o sea la palabrería
barata en política también barata, se sacó de la
manga hace como dos o tres años el “palabro”
de “Populismo” Y ahora, con lo de los
Refugiados que nos están llegando a  la Unión
Europea, han acuñado un nuevo ‘palabro’:
“Buenismo”.

Lo de populismo, al parecer, se refiere a
que las nuevas tendencias políticas tipo Ada
Colau o Manuela Carmena pretenden que el
personal sin excepción tenga una casa digna,
educación de calidad, sanidad universal,
calefacción para el invierno, y  un trabajo
seguro en condiciones humanas, y un salario
que nos permita cubrir gastos con cierta
holgura.

En realidad, todo esto forma parte de la
Declaración de Derechos Humanos de la ONU, y
de la Constitución Española. O sea que maldita
la falta que nos hacía inventarnos esa macabra
palabra de populismo.

Pero resulta que los gurús de la economía,
los que tienen sus dineros en paraísos fiscales y
cobran en dinero negro y se ponen unos
sueldazos de aquí te espero dicen que ese nivel
de vida es inalcanzable, un sueño, una utopía,
un desideratum, que  llevamos no sé cuántos
años en crisis y tardaremos no sé cuántos años
más en salir de esta crisis.

O sea que estamos pidiendo la luna, y por
eso llamamos a este sueño irrealizable
populismo, engañifa de los politiquillos de a
perra gorda para camelar al populacho
analfabeto y maltrabaja con la promesa del
Paraíso de Adán y de Eva. O sea, “populismo”,
engañabobos.

Pero el dicho palabro ya está muy gastado,
y no nos sirve para este momento en que más
de medio millón de sirios y de otros países
llaman a las puertas de la Unión Europea
reclamando el derecho de asilo reconocido por
las Leyes internacionales. Y van y han inventado
este otro de Buenismo.

Y otra vez la Ada Colau, la Carmena, y
otros grupos reclamando que se atienda como
es debido a todos esos refugiados. Y los de
Compromís de Valencia que quieren fletar un
barco para traerse a 1.500 refugiados a su
Comunidad, y el Gobierno de Rajoy que les dice
que ni hablar. Y el Papa Francisco que no se
cansa de pedir que se acoja a los emigrantes
del Tercer Mundo como hermanos en Cristo, y
patatí y patatá.

Y la cosa va a más, porque el arzobispo de
Valencia cardenal Cañizares, y últimamente el
Obispo de San Sebastián Munilla, se sacan de la
manga lo de “buenismo”: que si entre los
refugiados se camuflan yihaidines que vienen a
cometer atentados, que si todos no son trigo
limpio, que si nos van a meter gato por liebre,
que si peligra la Europa cristiana… O sea,
estamos cayendo en el buenismo, que estamos
pecando de inocentes y de ingenuos y estamos
metiendo en casa asesinos y conspiradores…

Y el no va más, lo nunca visto y oído hasta
ahora, el mundo al revés. Porque va el
lehendakari Urkullu con su gobierno casi en
pleno y les para los pies a Munilla y a Cañizares
y les dice que a los refugiados se les debe un
respeto y una acogida mínimamente amable, y
que nadie es culpable ni sospechoso mientras no
se demuestre lo contrario, y que hay que
cumplir las leyes internacionales que protegen a
los refugiados.

Y parece que están llegando ya los primeros
refugiados sirios a Euskadi, que pronto los
tendremos entre nosotros… ¿Qué vamos a
hacer con ellos? ¿Buenismo? ¿Solidaridad, como
la que tuvieron con nosotros cuando la guerra
civil pasó por Euskadi, allá por 1936?

Honorio Cadarso es periodista