De vez en cuando, Sabina deja a un lado su guitarra y sus poses de rockero en el escenario, y se pone “relativamente” serio para dar consejos a los políticos. Esta vez le ha tocado aconsejar a los de Podemos. Les ha reprochado que hablan un lenguaje más apropiado de los marxistas del siglo pasado… Vamos, que están un poco “desfasados”.
Dicen que a los de Podemos les llueven críticas desde el lado de la izquierda, y que hasta ahora solo les llovían desde la derecha. La cual les piropeaba con calificativos como de “proetarras” “bolivarianos”, “catalanistas” etcétera etcétera.
A los profesionales de la información, a los sabios como Sabina que crean opinión, tal vez les convendría evitar posicionamientos y recomendar a los ciudadanos reflexionar y pensar por su cuenta, antes de decidir.
Aunque Podemos cuenta con ancianos sesudos como el exfiscal Jiménez Villarejo, el primero en denunciar la corrupción en las altas esferas de la política catalana, lo cierto es que Podemos representa en nuestro país un impulso y una ideología rabiosamente joven.
Vamos, que estamos ante una versión siglo XXI de aquellas “movidas” y rebeldías del tardofranquismo en las que el mismo Joaquín Sabina participó cuando era un poco más joven que hoy, hoy que anda celebrando sus 65 y no sé cuántos años.
O sea, que la juventud sigue igual de rebelde, iconoclasta y rompedora…
Eso explica que Juan Carlos Monedero, uno de los voceros de Podemos, le haya replicado a Joaquín Sabina que mejor haría en dedicarse a sus canciones, que es su especialidad…
Y uno se atreve además a recordarle a Sabina aquello de aquella canción tan suya, tan de aquellos tiempos, que decía: “Ahora es demasiado tarde, princesa/ Búscate otro perro que te ladre, princesa”.
Uno con todos los respetos y pidiendo todos los perdones que haya que pedir, se atrevería a recordar a Joaquín Sabina y a muchos más que también Felipe González renunció solemnemente y bajo juramento al marxismo, igual que ha hecho ahora Sabina, y luego nos ha salido otro más de la “casta”, integrado en altos consejos de administración de altas empresas, con honorarios igualmente altos.
Pero tal vez podríamos retirar lo dicho, y simplemente recordar a Joaquín Sabina que él también fue joven y rebelde, que deje a los jóvenes que marquen su huella en la historia de nuestro país, que les respete su derecho a jugar, a opinar, a organizarse, a apostar…
Simplemente eso, repetirle aquello de que “Ahora es demasiado tarde, Sabina/ Búscate otro perro que te ladre, Sabina”. Con 65 tacos a la espalda, es el momento de plegar los bártulos y dejar paso a los que nos vienen detrás, querido Joaquín.