Durante el presente año se está celebrando el 150 aniversario de Cruz Roja. En los tiempos que corren no es tarea fácil encontrar a gente dispuesta a darlo todo a cambio de nada, no es fácil ejercer el voluntariado. Así, decir que una organización ha sido y es capaz de mantenerse activa y dar no el 100%, si no el 150% por los demás, no es moco de pavo.
Cruz Roja, compuesta por voluntarias y voluntarios, lleva la nada despreciable cifra de 150 años ayudando y solidarizándose con el dolor ajeno. Durango no se queda atrás en eso, durante todo el año las y los miembros de Cruz Roja están ahí cuando se les necesita. El trabajo diario, el esfuerzo y la solidaridad compartida son aspectos que pocas veces salen a la luz. Sin embargo, 150 años multiplicados por los 365 días que compone cada uno de ellos lanzan cifras que son dignas de admirar.
Las y los voluntarios de Cruz Roja Durango son caras conocidas para muchas y muchos de nosotras y nosotros. Aunque les podamos ver actuar todo el año, es en San Faustos cuando más visibles se hacen. Sobretodo en el zezenak dira, donde mochila al hombro no dudan en estar aquí y allá pendientes siempre de socorrer a quien lo necesite. Más de una vez he tenido el placer de colaborar con ellos, y lo seguiré haciendo porque ante todo somos personas, aspecto éste que a muchas y muchos últimamente parece olvidárseles.
Es un orgullo que tengamos durangarras dispuestos a dar solidaridad y ayuda a cambio de nada salvo la satisfacción del acto en sí. Las y los que hemos tenido oportunidad de prestar esa ayuda —ya sea en Cruz Roja u otras entidades—, conocemos lo que puede llegar a llenarnos recibir una sonrisa a cambio de lo realizado.
Este año, como todos los años, he visto los encierros de San Fermin, y allí entre el bullicio y nerviosismo propios del encierro estaba como siempre Cruz Roja, preparándose para lo que en breve podía suceder. En esas estaba cuando los vi, nuestros durangarras de Cruz Roja en San Fermin, fueron pocos segundos pero esas caras fueron inconfundibles, los vi y los reconocí.
No tengo ninguna duda, eran ellas y ellos, las y los que también velan por nuestro zezenak dira. Un orgullo veros en la pantalla del televisor haciendo lo que mejor que nadie sabéis hacer, ayudar. Sin duda es admirable el trabajo que hacéis. Zorionak Cruz Roja por los 150 años que lleváis trabajando por y para la sociedad, sois un verdadero ejemplo. ESKERRIK ASKO GURUTZE GORRIA!!!
Desde luego hay a quien se le olvida que somos personas y, en lugar de platar árboles para que podamos seguir respirando, plantan torres de pisos de lujo. También se le olvida que, además de persona, es representante del pueblo, no de las constructoras.
Cuanta razon tienes, creo que como premio se merecen que en una de las 5 torres se construya un hospital de la Cruz Roja y asi de paso en durangaldea estariamos mejor atendidos.
Buena bomba de humo.
Saludos.