La novelista canadiense Margaret Atwood ha escrito una novela con el título de este artículo: una sociedad que para garantizar la perpetuidad de la especie humana selecciona una parte de las mujeres a las que llama criadas, destinadas a parir hijos, que deberán ser inseminadas por un selectísimo y aristocratísimo grupo de Comandantes.
Las tales criadas se arriesgarán a la pena de muerte por ahorcamiento si no cumplen sus deberes o resultan estériles. Por su parte, los Comandantes tendrán sus legítimas Esposas más que nada para que les acompañen en los actos y ceremonias oficiales, y las criadas contarán con una muchedumbre de Marthas que estarán a su servicio.
En estos días, algunos políticos españoles sugieren que, ante la baja natalidad de las mujeres españolas, habría que retirar la ley del aborto y urgir a las mujeres patriotas que se sacrifiquen y tengan muchos hijos, para garantizar la supervivencia de las pensiones de jubilados y la grandeza continuidad de la patria española .
A la mujer en otros tiempos “florero” se la quiere cambiar y financiar por la mujer “coneja”. No es dueña de su cuerpo, su cuerpo y sus funciones estarían al servicio de España.
Quizá sería más estimulante para hacer crecer la natalidad crear guarderías gratuitas y abaratar o hacer gratuita la enseñanza, facilitar y abaratar el acceso a la vivienda, mejorar el acceso de la mujer al mercado laboral, sus condiciones de trabajo y los salarios de las mujeres, hacer a los hombres participar en las labores del hogar y el cuidado de los hijos, etc, etc.
Pero los políticos españoles del momento parece que no se les ha ocurrido todavía pensar en todos estos detalles. ‘El Cuento de la criada’ de la novelista canadiense quizá tiene más de realidad que de fantasía.