Erre que erre con el Guggen 2

Aquí, en el País Vasco, como no podía ser menos, “el que manda manda y cartucho al mosquetón”. Resulta que en enero de este año el entonces lehendakari y la Diputada General de Bizkaia declararon conjuntamente que se iban a dar dos años de reflexión sobre el anteproyecto del Guggenheim de Urdaibai (tan querido por otra parte por el anterior Diputado General conocido más con el sobrenombre de “missing” con el que fue rebautizado durante la pandemia de Covid -19 y autor de la frase lapidaria de que esa réplica se haría en terrenos de Busturialdea “sí o sí”).

Resulta que a veces las cosas de palacio van despacio y otras –como en el caso que nos ocupa– van por un atajo impensable y se aceleran de manera inaudita. Tal es el caso de ese controvertido proyecto porque desautorizando (con la aquiescencia de alguno o algunos de los que mandan) al lehendakari de aquel entonces y a la Diputada General, a lo zorro se derriba el antiguo pabellón de la fábrica de cubertería de Gernika Dalia y digo a lo zorro porque el Diputado actual de Infraestructuras de la DFB no ha asociado para nada esa demolición con el pretendido Guggen 2 que no olvidemos que en sus terrenos está previsto que esté situada la cabecera del mismo.

Y esto no ha hecho mas que empezar porque la DFB vayan Uds. a saber con qué intereses se ha metido en un jardín muy complicado porque existen importantes cuestiones que tienen entidad más que suficiente para que sean explicadas de pe a pa de manera inequívoca. Lo son, por ejemplo, de quién son los  terrenos en los que se asienta lo que queda de Astilleros de Murueta en la zona, cuestión esta que está perfectamente oscura lo que no ha sido óbice para que el citado Diputado haya manifestado públicamente que la “negociación con el Astillero de la compra de los mismos va a ser larga y dura”.

El Diputado debe tener muy claro quién es el propietario pero al resto de los contribuyentes y votantes les tiene desinformados al respecto lo que demuestra su talante prepotente y chulesco al que antes hacía referencia. Más cuestiones que tienen la categoría de incógnitas: ¿por qué razón el Ministerio de Transición Ecológica del Gobierno de España ha concedido 40 millones de euros para la descontaminación de los terrenos del citado Astillero?

¿Pero qué clase de bula tiene la propiedad de ese negocio para que estas cosas estén ocurriendo con dinero público, cuestión que por cierto tiene una muy fea definición? ¿Por qué el Diputado General calla como un muerto ante esas cuestiones a las que se viene a sumar la de que Greenpeace se ha personado ante la justicia por incumplimiento de la ley de Costas ya que de llevarse a cabo la construcción del pretendido museo en esos terrenos lo harían a 20 metros de las marismas de Urdaibai zona protegida por ser de gran valor ecológico? ¿ Pero a qué está jugando la DFB? ¿A hacer su santo y seña a todo lo que suene a infraestructura sin ver más allá de su nariz?.

Las cuestiones que estamos citando son las meramente formales también hay otras importantes como ¿qué necesidad existe para embarcarse en una obra de esas características en el único terreno del país que merece la calificación de Reserva de la Biosfera? ¿Estamos locos, tontos o qué?

La sucesión de acontecimientos como el del ninguneo más arriba citado a las máximas autoridades en Bizkaia como son el lehendakari y la Diputada General dan para pensar y mucho. El olímpico desprecio hacia las instituciones que están clamando por el abandono de ese irracional proyecto y a la oposición de una buena parte de la población de Busturialdea, no pueden estar movidas solamente por la cabezonería, chulería y prepotencia de todas aquellas personas que están defendiendo la realización de este descabellado proyecto. Tiene necesariamente que haber algo más y la pregunta es, ¿de qué va esto realmente?

Rafael Hidalgo