Aquella escribió una novela titulada ‘El día de la luz’, recién horneada y presentada en sociedad por Ainara Hernando; aquel Eneko Fernández, arquitecto por más señas, lanzó al mercado hacer unos meses su novela ‘El soldado de Rodas’. A los comienzos del 2016, Lara Izagirre presentó en los cines su primer film: ‘Un Otoño sin Berlín¡.
Hermosa cosecha de plumas y fantasías la de 2016 en Amorebieta, a la que se juntan no pocas plumas que hacen sus ‘pinitos’ en tantas revistas locales o comarcales: Anboto, Crónicas de esto o de aquello, Kantarranas… perdón por no recordarlas a todas.
Plumas inquietas y ambiciosas que prueban fortuna en el mundo de las publicaciones, que intentan hacerse con un trozo del pastel de lectores. En euskera, en castellano, en imágenes o en palabras, en poesía o en prosa.
En rincones apartados de las bibliotecas municipales, círculos de lectores se reúnen regularmente para leer y disfrutar de la mejor literatura del momento, y hasta hacen sus pequeños escarceos literarios.
Escribir tiene mucho de aventura, de soñar despierto, de crecer por dentro. La historia de la literatura está llena de escritores que se murieron de hambre. Y de mecenas que tomaron bajo su protección a este o aquel escritor: Por ejemplo, nuestro Don Miguel de Cervantes Saavedra que escribió su Quijote a sueldo del Conde de Lemos.
Hoy, el Estado, los Gobiernos autonómicos, los Ayuntamientos patrocinan filmes desde los primeros pasos de la redacción del guión hasta la presentación al gran público.
El problema más grave que se le plantea a un escritor ahora y desde que el mundo es mundo se abre en un cruce de caminos: necesita dinero para vivir, quiere vivir del trabajo de su pluma y de su fantasía y su inteligencia; pero por otra parte tiene que reivindicar con uñas y dientes su libertad para escribir de lo que le gusta, y decir la verdad sin rodeos, con educación, pero entera, sincera, le pese a quien le pese. Y el que financia a un escritor debería respetar como lo más sagrado la libertad del escritor hasta para criticar los errores o malos pasos del que le paga…
Hay muchas publicaciones y muchos escritores en el Duranguesado. Hay no pocos mecenas que financian esta o aquella publicación. Pero si pagan para que les halaguen y aplaudan, están haciendo un flaco favor a sus protegidos. Una persona que vende su libertad vende su alma…