Esto lo arreglamos entre todos o???

Se veía venir. Por eso no nos ha cogido por sorpresa. La renuncia de Zapatero a ser candidato era un rumor cada vez más insistente y ha llegado en el momento en que más lo necesitaba su partido para afrontar la campaña electoral con ánimo. Porque, al final, se trata sólo de eso: de la cita con las urnas y de cómo la decisión presidencial afectará a unas formaciones y a otras.

Al principal partido de la oposición le priva de la mitad de los argumentos, ya que, según uno de sus líderes, Javier Arenas, las próximas elecciones son un plebiscito sobre el gobierno central. Una creía que de lo que se trataba era de elegir alcaldes y concejales y, en nuestro caso, representantes forales…

El propio PSOE ha utilizado ya el anuncio para dar un aclarado rápido a su imagen interna. La prueba es que al mismo tiempo que comunicaba que aplazaría el debate sucesorio al 23 de mayo, sus militantes aclamaban con entusiasmo a sus virtuales próximos líderes.

También ha tenido algo que decir, y lo ha hecho, el PNV, que presta apoyo al Gobierno central a cambio de importantes contrapartidas para Euskadi. Asegura que lo seguirá respaldando porque entiende que lo más importante es tratar de dar respuesta a las demandas de la ciudadanía. Urkullu citaba concretamente la paz y el derecho al trabajo.

No sé si la declaración será electoralista, pero al menos no suena descaradamente propagandística. Tal vez sea porque llega en un momento en el que, lejos de posturas demagógicas, lo que la sociedad necesita son agrupaciones y personas dispuestas a trabajar y aportar estabilidad e ideas a quienes están intentando ofrecer soluciones.

¿De verdad cree alguien que en un mundo globalizado donde las políticas con mayúsculas las dictan las multinacionales y los mercados financieros, un cambio de gobierno, un partido como el PP, que ha contribuido tanto como el PSOE a alimentar una economía especulativa, va a dar un vuelco repentino a la situación?

Nadie que dedique un minuto diario a pensar puede asumir esto. Aunque también es cierto que todo el mundo sabe que es muy difícil que toque la lotería y, sin embargo, el gasto en apuestas no para de crecer. Así de irracionales somos a veces. ¿Será por esa tendencia que tenemos a esperar que otros nos saquen las castañas del fuego y a soñar con vivir de la sopa boba?

El lema de una campaña lanzada por Internet hace tiempo decía “Esto solo lo arreglamos entre todos”. No tuvo éxito, pero estoy de acuerdo con el mensaje: O nos ponemos a reflexionar sobre el tipo de sociedad que queremos construir y actuar en consecuencia, o el futuro no nos deparará nada diferente.

No es posible querer vivir como millonarios y oponerse al poder de las instituciones financieras. Es incompatible declararse ecologista y desplazarse siempre en coche o vivir en casas enormes que consumen cantidades ingentes de energía. No es de recibo pretender trabajar lo mínimo posible y reclamar el máximo de derechos sociales. Ni declararnos solidarios y conformarnos con dar limosna.

Son contradicciones que tenemos pendientes de resolver y de ello depende nuestro futuro y el de las próximas generaciones. Sólo en nuestras manos, en manos de la ciudadanía, está el hacer frente a esos poderes invisibles de alcance global que tienen a los gobiernos a su merced, y a nosotros nos estrangulan con toda clase de martingalas.

Vivimos el fin de unos tiempos. Esperamos una Tierra nueva donde habite la justicia