Euskadi se llena a lo largo del año y de su geografía de espectáculos y conciertos de aquí y de todo el mundo, los unos anclados en el pasado, intocables, los otros con un afán de mantenerse vivos, fieles al pasado y a este siglo XXI al mismo tiempo.
Este mes, Amorebieta-Etxano con su programa de Eleizetan lleva a las ermitas e iglesias de los barrios un recorrido por folklores de todo el mundo y edad y de casa. El sábado 11 de mayo fue un quinteto de cuerda polaco en la Iglesia de Etxano, y el domingo el conjunto vocal occitano Balaguera, seguirán Boroa, San Miguel Dudea, Garaitondo…
Los polacos, con un virtuosismo refinado y unas composiciones tan folklóricas como elaboradas interpretaron piezas eslavas polacas, rumanas, tangos, galopes, pero todo con el ropaje musical de esa Europa acosada por los germanos al occidente y los rusos al oriente, pero fiel a sí misma y a sus esencias.
El domingo, en Bernagoitia, siete cantores bearneses cantaron coplas lentas, casi de iglesia, al estilo del final de la Edad Media y de fabordones, un folklore vivo que representa para la Francia del norte del Pirineo central lo que queda de su propia lengua y música occitana. Con incursiones al folklore vasco (“Maitia, nun zira”, por ejemplo) y a La Estaca, de Lluis Llach, pero en versión de música occitana.
Polacos y occitanos dieron exactamente esa doble interpretación del folklore moderno al más exigente gusto de la música actual o en versión de fósil o momia. Los polacos con una técnica y perfección y una viveza y dinamismo sorprendente, los occitanos con vozarrones sin excesiva modulación, pero eso sí, fieles al doscientos por cien a la forma como se ha cantado desde siempre allende los Pirineos centrales.
Dos escuelas, dos filosofías del folklore, dos fidelidades y afirmaciones de la esencia de dos pueblos diferentes. Los polacos reflejaban quizá la idea del folklore euskaldun de un tal Jesús Guridi con su zarzuela de El Caserío, o su canción exquisita de Goko Mendian elurra dago, un Guridi siempre antiguo y siempre nuevo… O también esas atrevidas incursiones del txistu en salas de concierto de Euskadi en competencia con toda una orquesta sinfónica, y algunas composiciones de música moderna para txistu, que también las hay…
Los occitanos ciegamente aferrados a un pasado intocable que por más que lo deseen ya no volverá, pero sería conveniente que sobreviviese con las normas y los gustos y técnicas del presente.
Y el todo, el envoltorio del regalo musical, servido en una arquitectura de iglesias y ermitas entre gótica, renacentista y barroca, en medio de paisajes de altura adornados con lluvia intermitente y a ratos sol sobre el valle del Ibaizabal.
Estas incursiones al folklore y la historia conviven en Amorebieta con las otras músicas callejeras y txarangas o tamborradas que se ofrecen al público en otros momentos del año.
En la variedad está el gusto. Y en la modernidad y bien hacer… En los fines de semana próximos habrá compositores de postín: Bach, Brahms, Debussy, Falla…Un poco de todo…