“Futojino henko”, en español algo así como “Cambio de ruta”, es un programa educativo de doce años que parece intentan ensayar en el Iperio del Sol Naciente, y que pretende convertir a los japoneses de patriotas a muerte y kamikazes de su patria a ciudadanos del mundo. Dicen que ha incorporado elementos de los programas Erasmus, Grundtwig,Momet Ashoka y Comenius, y que rompe todos los paradigmas en uso en la cultura japonesa.
Se propone formar ciudadanos del mundo, arrancar del alma de los japoneses mitos como el culto a la bandera, el himno nacional, los honores a los héroes, toda la parafernalia que pinta un Japón superior al resto de del mundo. Todo eso en un país de los más apegados a la tradición y más machistas del planeta…
Por supuesto que los estudiantes japoneses se empaparán en su propia cultura y tradiciones, pero al mismo tiempo asimilarán los datos de otras cuatro culturas de otros continentes.
El programa se desarrolla a lo largo de 12 años, de los 6 a los 18, y comprende cinco actividades académicas fundamentales:
1) aritmética de negocios, que a partir de las operaciones básicas alcanza el manejo de calculadoras de negocio y las prácticas del comercio exterior.
2) los alumnos leerán a diario una hoja de un libro de su libre elección, y un libro por semana. El consumo de libros aumentará año tras año, y al final todos los alumnos tendrán el hábito de leerse unos 52 libros cada año.
3) Educación en el respeto a las leyes, el valor civil, los valores éticos, el respeto a las normas de convivencia, la tolerancia, el altruísmo, la ecología.
4) Computación: office, internet, redes sociales, negocios on line.
5) Al cabo de esos doce años, los alumnos deberán dominar cuatro idiomas, cuatro alfabetos, cuatro culturas, cuatro religiones, entre las cuales se subrayan la cultura y la religiosidad: la americana, la china y la árabe. Este aprendizaje se reforzará con la visita en períodos de vacaciones a familias de otros países, con las que convivirán un tiempo discrecional.
Un final del camino en el que todos respetarán la ley, el medio ambiente, las normas elementales de convivencia; conocerán al dedillo la aritmética de negocios, dominarán las técnicas comerciales y la tecnología más avanzada.
El programa contaría con el apoyo decidido de las familias y el gobierno.
¿Vale la pena contrastar este programa japonés con los programas educativos de nuestra piel de toro, con nuestro panorama educativo?
“Si quieres progresar un año, siembra trigo; si quieres progresar diez años, planta un árbol; si quieres progresar cien años, educa a tus hijos”. Nos llega desde miles de años atrás este sabio proverbio del sabio chino Confucio, muy a propósito para presentar este proyecto-sueño-ideal de muchos educadores japoneses, tras la amarga experiencia de una derrota en la guerra, dos bombardeos atómicos, y una explosión de una central nuclear.
Maestros mal pagados, horas y horas perdidas en huelgas, carencia de medios, nula o escasísima inversión del gobierno… Absentismo o abandono por parte del alumnado. Intereses y objetivos erróneos y mal encaminados. Desde Madrid quieren “españolizar”. Otros, desde todos los rincones de nuestra geografía, desde la enseñanza privada, pretenden fabricar en serie burgueses con conciencia burguesa, aristócratas, católicos… del Opus, de los Kikos. de Comunión y Liberación, de este o de aquel grupúsculo religioso fundamentalista.
Sabios en chismes de TV, en artistas y populares, en futbolistas y equipos de fútbol, torpes en lengua española, temidos por padres y profesores.