Hogares-parkings de jubilados

El erario público sostiene la benemérita labor de los ayuntamientos que, mediante subcontratas con empresas amigas, gestionan en cada municipio hermosas salas de estar donde juegan al mus, al julepe, al tute y a la brisca los jubilados.

Los cuales además disponen de un bar con bebidas, pintxos y bocadillos para sus hamarretakos, y televisión, y sesión de tangos y pasodobles par los fines de semana, y otros servicios. Y de vez en cuando cursillos para mantener viva la memoria por aquello del alzheimer…

Y además en las fiestas patronales los ayuntamientos obsequian a todos con un banquetazo de órdago a la grande. Y les organizan excursiones a Benidorm y a la Rioja alavesa una vez al año, y a alguna sidrería de Guipuzkoa cuando se prueban los primeros tragos de la cosecha.

Y a la pareja de mayor edad, cada año, a la salida de la Misa Mayor del Santo Patrón o Santa Patrona, a la puerta de la iglesia, el alcalde les entrega a los dos hermosos ramos de flores…

Que motivos tienen los aitites y mamas para aplaudir y agradecer tantas atenciones del pueblo que les vio nacer o les acogió y les dio trabajo cuando tuvieron que emigrar desde el Sur o el Oeste de la península, que llegaban justo con lo puesto y una maleta de cartón por todo equipaje…

El caso es que cientos de nuestros aitites y amamas viven como aparcados día tras día, eso sí, con su buena calefacción en invierno… y sin más horizontes que los que les depare la vida que les que por vivir.

Eso sí, todo regalado, todo gratis et amore. Y a mediodía un menú baratísimo y bien preparado…

Y cuando llegan las elecciones y hay que votar, muy discretamente reciben en el Hogar discretísimas invitaciones para depositar esta o aquella papeleta en las urnas…

En lo que toca a la higiene, los jubilados y jubiladas disponen de unos baños para sus necesidades que amanecen limpios como patenas a primera hora. Quizá, a lo mejor, a la tarde el suelo está cubierto de “agüita amarilla”, y al personal de servicio del Hogar en cuestión no le da tiempo de repasar varias veces al día dichos servicios de limpieza y retirarla

¿Qué le vamos a hacer? En todos los parkings el suelo se mancha de líquidos por culpa del mal estado de los motores que pierden aceite. Aquí es lo mismo, con el desgaste de las próstatas la dichosa “agüita amarilla”sale fuera de control en cualquier dirección. Y un Hogar de Jubilados tiene un parecido a un parking donde se aparcan personas en vez de coches…

Y luego los empleados del servicio a lo mejor cogen la baja por enfermedad y la empresa subcontratada no tiene otros para sustituirlos, por falta de personal.

A lo mejor deberían poner botas de agua a la entrada de los servicios para los que necesitan hacer sus necesidades… Así por lo menos no ensuciarían con las pisadas todo el salón…

Honorio Cadarso es periodista