Illart, juventud estrenada hace poco, lo tiene claro: “Yo sigo con el caserío, baserritarra full time de profesión”. Pero Patremoso, el flamante caserío que el aitite dejó con más de cuatro hectáreas de terreno en el barrio abadiñarra de Lebario, está a punto de ser engullido por la A-8 y la proyectada conexión de la autovía Durango-Beasain con la autopista justo en los terrenos de este caserío. El primer mordisco se lo dieron al abrir la A-8, ahora le han dado otro para hacerle a la autopista el tercer carril, y en poco tiempo le quitarán lo que le queda para hacer la conexión de la autovía.
Es el triste sino-destino del caserío vasco, sacrificado en aras de no sabemos qué progreso: los más aptos para la agricultura, los más llanos, los más frescos, se los apropia la industria, el urbanismo, las comunicaciones. En pocos años, las huertas del barrio berriztarra de Eitua se han convertido en un polígono industrial, el caserío Murueta y la huertas entre Matiena y Durango también, las de Arriandi en más de lo mismo… Los baserritarras privados del caserío se han buscado la vida fuera del sector rural; que si un hotelito en plan de agroturismo, que si una granja de cerdos estabulados, que si la mujer se va a trabajar de funcionaria o de oficinista… “Los que se dedicaban a la leche no tenían salida, la leche está muy mal pagada”, comentó Illart. “Y lo de criar cerdos o gallinas pues te hace depender de los intermediarios, no es nada seguro. Lo único que puede funcionar es la venta directa, sin intermediarios entre productor y consumidor. Por eso nosotros seguimos”.
Los padres de Illart cultivaban y siguen cultivando contra viento y marea verduras y hortalizas en una explotación modélica, que comercializan en contacto directo con los consumidores en la plaza de Matiena y Durango, o directamente en el caserío mismo. Son tres personas, los padres e Illart, dedicados al caserío a tiempo completo. Uno de los pocos casos de dedicación completa de la familia entera a la agricultura en Vizcaya, en Euskadi.
Evidentemente, la pérdida de los terrenos de Patremoso les ha complicado la vida. Durante tres años han cogido en alquiler otros invernaderos en Amorebieta-Etxano, finalmente han comprado terrenos en el barrio de Gaztelua y prosiguen sus cultivos en el nuevo emplazamiento.
“Para la primera expropiación tuvimos que pleitear -comenta Illart-, nos pagaban muy poco”. “Ahora, con el tercer carril, la Diputación ha sido más razonable, y con lo de la Durango-Beasain esperamos también llegar a un acuerdo”.
Odei, un joven recién llegado a la agricultura, que tiene su puesto de venta en el mercado de Durango, apostilla: “Decididamente nos obligan a buscar terrenos en el monte, los mejores terrenos se los quedan para la industria”. Ante el riesgo de que la agricultura desaparezca, la Administración ha arbitrado pequeñas soluciones. La Diputación y algunos ayuntamientos compran terrenos no utilizados para ofrecérselos a los jóvenes y menos jóvenes que deseen dedicarse al campo por una renta muy llevadera. También se les conceden ayudas.
¿Vendrá por aquí la recuperación del sector rural, del caserío? Para Illart sobran preguntas e hipótesis: “Yo estoy decidido a vivir en el caserío y del caserío, mientras me dé para vivir”
Cuantos de los que me lean este mensaje estan dispuestos a pagar un 20% mas del valor de los productos de la cesta de la compra para adquirir procuctos del caserio vasco y que no desaparezcan los baserritarras?. Quienes queremos cerca de nuestra casa una granja de cerdos o gallinas? Si nos quejamos hasta de las moscas del matadero… Señor Honorio a usted le puede la ideologia y generalmente critica lo que es mas politicamente correcto y omite lo que a los lectores no nos gusta oir. Todos somos responsables de la desaparicion del agro, incluido usted y por favor aporte mas e intente aparcar la critica facilona y populista.
Honorio dejame decirte que si no existieras habría que crearte. Eres como el jefe del senado romano al que todos acudían en auxilio, pidiéndole su consejo. Eres una fuente del saber, pero del saber “bueno”, no el de los otros.
En cuanto a tu artículo te diré que mientras una persona trabaje por ejemplo en la industria, siete horas y media al día, de lunes a viernes, ganando lo mismo que un trabajador rural que ejerce su labor muchas más horas y días, EL CAMPO SE DE POR MUERTO.
Hay que valorar al sector rural en su justo precio, y mientras esto no ocurra cada vez el porcentaje de población que trabaje en ello disminuirá a pasos agigantados, tal como está ocurriendo en la actualidad.
Soluciones : haber las hay pero las administraciones deben aplicarlas y ponerse las pilas.