Jabulani empezó a rodar en la tierra de Mandela

La Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010 ya se ha iniciado. Se ha alzado el telón y el espectáculo ha comenzado. El balón  ya rueda, ya dicta sentencias, ya genera titulares, ya desata pasiones…

Pero este balón llamado Jabulani -cuyo significado en el idioma más hablado en aquellas latitudes, el zulú, es “celebrar”- además de las críticas recogidas entre el colectivo de guardametas que acuden a esta cita, tiene otra realidad bien distinta, de la que poco se habla y de la que nada hay que elogiar.

Según he podido leer, comprar una réplica del Adidas Jabulani cuesta unos 15 euros; pero los empleados que manufacturan estos balones en la ciudad de Sialkot (norte de Pakistán) cobran unos 2,4 euros al día.

Igualmente conviene recordar, ahora que todos los focos apuntan hacia África, que éste ha sido históricamente el continente maltratado. Desde hace muchos siglos y a través de diferentes etapas y prácticas (esclavitud, colonialismo, globalización neoliberal…) las sociedades africanas han conocido de forma sistemática la explotación y utilización de sus recursos y personas.

Aún hoy en día, en la mayoría de los países el panorama es dramático y la ausencia de los derechos humanos es flagrante. Por ello las Naciones Unidas han sugerido la posibilidad de crear un Tribunal Internacional que juzgue los crímenes de las empresas transnacionales que “se resisten a asumir responsabilidades por los impactos de sus actividades y la vulneración de los derechos humanos y colectivos”.

Una propuesta que podría suponer un primer paso hacia el fin de la impunidad de estas compañías y la injusticia social en el continente africano.

Del mismo modo sería deseable, ahora que los focos apuntan a la tierra de Nelson Mandela que reflexionáramos y extrajéramos las lecciones de humanidad dadas por uno de los últimos grandes líderes que con cuentagotas, la historia universal nos ha regalado.

Como señala John Carlin, la de Mandela fue la revolución del factor humano: una capacidad con pocos precedentes para perdonar, dialogar e incluso conquistar a sus propios enemigos.

Aprovechemos pues estos días para disfrutar, aquí y allí, del mejor futbol, pero sobre todo para “celebrar-Jabulani” y explicitar, allí y aquí,  la existencia de su factor humano, el de Nelson Mandela.

Isidoro Sánchez es responsable de Administración y Servicios de San José Jesuitak Ikastetxea