O sea, la calle es de todos. En tiempos pasados Fraga Iribarne decía que “la calle es mía” y sacaba a la policía a reprimir a tiros a los que no reconocían el monopolio de la calle por parte de la Dictadura.
Luego vino la Transición y luego el 15-M, las primaveras árabes de El Cairo, Argel y otras naciones del sur del Mediterráneo. Y las de esta península en Madrid y en muchas capitales. ¡Hasta en New York!
Hoy salen a la calle las mujeres con sus reivindicaciones feministas, los pensionistas con las suyas, los médicos de los ambulatorios reclamando personal suficiente para atender al personal. Los lazos amarillos en Catalunya, los chalecos amarillos en Francia. O bien salen a la calle sin trapos especiales en Altsasu, en Gasteiz, en Iruñea…
Y la calle se ha hecho un lugar sagrado para dar la voz al pueblo, para ejercer una forma de democracia directa, sin intermediarios. Algunos interpretan que los sindicatos, los partidos políticos, las clásicas instituciones que canalizan el diálogo democrático, han perdido relieve y se han burocratizado.
Otros prefieren quizá reconocer que hay sitio para las viejas instituciones, que la calle sirve para denunciar desajustes en la democracia, pero no tanto para elaborar soluciones a esos desajustes.
El caso es que a otros no les gusta tanto esta explosión de libertad, y proclaman en sus programas el rechazo a las corrientes feministas y la tolerancia con la violencia de género, las autonomías reconocidas por la Constitución, la acogida de emigrantes y el respeto a las leyes internacionales del mar.
El Duranguesado y Amorebieta-Etxano participan en esa reivindicación de la calle como lugar de juego democrático, con un dinamismo de primer orden, y con la tolerancia y comprensión de las instituciones que velan por el orden público.
Primero has hablado de Fraga y su ” la calle es mía “, y luego te has pasado al 15 M directamente, o sea durante 40 años no hubo nadie que se apropió de la calle. Pues quiero recordarte, que durante buena parte de esos 30 ó 40 años en Euskadi , alguien también se la apropió, y el que disentía al camposanto. Más que nada por completar tu artículo.
La calle de día ¿pero de quién es la calle de noche? Las noticias son alarmantes a diario: navajazos, motosierra, agresiones sexuales, peleas, carreras de coches, escándalo…
¿Dónde está el orden público? ¿O sólo velan porque todos vayamos formalitos durante las manifas?