La cigüeña y la escritora

Llevan ya unos años a la gresca, tanto la cigüeña como la escritora.

La primer empeñada en defender su vivienda en lo alto de una torreta de Telefónica, reconstruyéndola cada vez que  la empresa propietaria de la tal torreta, la susodicha Telefónica, le desmonta el nido.

La segunda, la escritora, a punto de presentar una demanda judicial contra la omnipotente multinacional Amazon, que, presuntamente, sin encomendase ni a dios ni al diablo se apropia de todo libro existente en el mercado y lo vende por su cuenta y riesgo, quedańdose con las ganancias. Sin permiso de nadie, sin rendir cuentas a nadie, por la brava,según explica la escritora en cuestión, vecina de un municipio del Duranguesado.

Que por cierto, también la cigüeña es vecina de un municipio de la comarca, al menos en los meses reglamentarios que le impone su ciclo vital. Es bien sabido que las cigüeñas, normalmente, se van a Africa por Santiago o la Virgen de Agosto y vuelven a Europa, a su nido de siempre, por la Candelaria.

El caso es que Telefónica tiene su razón en reivindicar la propiedad de su torreta, construida y mantenida  a sus expensas, si nos atenemos a las leyes en vigor. En cambio, la cigüeña alega su derecho concedido por el Creador al principio de los tiempos de residir en lugares altos y vigilar desde ellos el equilibrio ecológico de la  comarca donde reside, eliminando las alimañas e insectos nocivos para ese equilibrio.

Por su parte, la escritora tiene el orgullo de haber denunciado con su libro una incoherencia sucedida con motivo del cierre de un centro escolar de una congregación religiosa, que dejó en el paro de formas un tanto irregulares, sin la debida indemnización, a una parte del personal de dicho colegio.

Pero por encima de todo no puede soportar que su libro esté en venta en los cinco continentes por obra de una Multinacional que, presuntamente, se la ha apropiado por las buenas.

La cigüeña tiene a su favor la fuerza,la voluntad de seguir cumpliendo su deber de cuidar el medio ambiente. La escritora lucha como David contra Goliat, se encuentra sola, tiene que recurrir a abogados que se enfrentan por primera vez a una multinacional. Pero no se da por vencida.

Mucha suerte, señora cigüeña. Mucha suerte, señora escritora.

Honorio Cadarso es periodista