No les faltaba razón a los compañeros gasteiztarras de Eje Pedalier en uno de sus comentarios, así que, en esta segunda entrega referida a la prueba ciclista vamos a ver el vaso medio lleno.
En primer lugar, sentirnos orgullosos de que a pesar de la coincidencia con una prueba World Tour en California y de lo atípico de los días de nuestra carrera, las mejores decidieron estar en Euskadi. La UCI ha tomado buena nota para que no vuelva a darse tal circunstancia. Un club humilde le ha ganado por la mano a todo un emporio como la ASO.
También hay que señalar que han aparecido nuevas amistades dispuestas a echar una mano en un evento nunca organizado por una empresa profesional, sino por una asociación sin ánimo de lucro, aunque mucho nos tememos que dada la dimensión que ha tomado la prueba, a partir de ahora las cosas cambien si alguien se anima a recoger el testigo.
Dicen que los amigos son aquellos que permanecen o aparecen cuando las cosas se tuercen y ahí hemos tenido a un puñado de personas fieles a la Emakumeen Bira durante largos años, que aparte de su labor habitual han realizado más de lo pedido.
En lo personal tengo que agradecer también a quienes a pesar, o gracias a mi carácter, se han mantenido a mi lado para afrontar la organización de la carrera durante las sucesivas ediciones celebradas. Valoro el aprecio que me dispensan y sepan que es recíproco.
Hasta aquí han llegado, hemos llegado y he llegado. Honestamente, creo que ha sido bastante lejos. Eskerrik asko.