Los seres humanos nos creemos libres por vivir en un sistema político democrático. Y aunque los hechos demuestren que está corrupto hasta la médula, formalmente es una democracia. También contribuye a esa creencia el hecho de que ya no imperen sobre nuestras conciencias antiguos y trabucados códigos morales.
Somos libres de pensar y decidir. Eso parece. Sin embargo, no caemos en la cuenta de que nuestras decisiones están condicionadas por las programaciones que hemos recibido y seguimos recibiendo continuamente de todas partes. Me refiero a los mandatos de la cultura, y de las inercias sociales y familiares.
La socialización nos enseña lo que debemos ser o dejar de ser. Los hombres son (se supone) de una manera, las mujeres, de otra. Y si no encajamos ahí, somos apartados o marginados. Ahora ya no, se dirá. Ahora, también. No digamos nada de quienes no se identifican con los patrones genéricos de hombre ni de mujer.
Las modas nos indican lo que debemos consumir para estar a la última o para convertirnos en hombres y mujeres perfectos según cánones de belleza que alguien (no se sabe quién) ha establecido. ¿Hemos participado en esa decisión?
Las modas, incluso, llegan hasta lo más sagrado, nuestras conciencias, al dictarnos cómo hemos de comportarnos para ser madres y padres perfectos, por ejemplo.
Se suele decir que los adolescentes necesitan seguir las tendencias dominantes por su necesidad de identificación grupal, pero el caso es que cuando nos convertimos en personas adultas seguimos comportándonos como rebaño.
¿Por qué? El neurocientífico Carlos Belmonte sostiene: ???Nuestro concepto de libertad es una ilusión. Estamos condicionados???. Y añade: ???La consciencia es menos del 10% de nuestra actividad cerebral. Ahora se está estudiando mucho cómo se producen las decisiones y es evidente que la decisión está tomada mucho antes de que tú la conozcas conscientemente y la expliques???.
¿Y qué es lo que nutre nuestro inconsciente y condiciona nuestras elecciones? La televisión, los periódicos, la publicidad, las modas y los mandatos de esta sociedad en la que vivimos, que se caracteriza por ser patriarcal, lo que equivale a decir jerárquica, injusta, inmoral, no igualitaria, inhumana y alienante.
Miedo, envidia, sectarismo, egoísmo??? Estas son las semillas que sin cesar se plantan en nuestras mentes. Además, son transgénicas, o sea, resistentes a cualquier antídoto.
Ironizando y simplificando un poco, podríamos afirmar que, mientras no nos remanguemos para transformar radicalmente esta sociedad, y eso pasa por trabajar la consciencia, nuestra libertad se reducirá a elegir entre vestir a las niñas de rosa palo o rosa fucsia y a los niños de azul cielo o azul turquesa. Poco más.
Muy buen artículo, claro y educativo. Sigue así. Zorionak!
Eskerrik asko!!
Muy buen artículo, claro y educativo. Sigue así. Zorionak!
Eskerrik asko!!
Bat nator zugaz Mertxe, ezin dugu lozorroan egon, bestela gureak egin du.
Bat nator zugaz Mertxe, ezin dugu lozorroan egon, bestela gureak egin du.