La pelota a mano, más joven‏

Veinteañeros recién estrenados, “yogurines” de la pelota a mano asaltaron en abril las cumbres del deporte de los frontones, que hasta este 2016 parecía estancado en los Olaizola, Irujo, Barriola y Titín.

Dichoso deporte que agranda en exceso en las manos, haciéndolas como más grandes y gruesas, abulta los dedos y arruga las palmas.

Estamos ante un deporte que en otros países ha evolucionado hacia formas menos impactantes, al sustituirse la mano por la cesta o la raqueta, y el frontis por la red. Es decir, ese “superelegante” tenis de tan fino gusto inglés, favorito de las damas de la alta sociedad americana, califal, aristocrática. Que aquí entre nosotros ha aceptado variantes como la pala o la cesta para ahorrar malos tratos a las manos.

Pero sigue siendo el deporte rey de la pelota, el preferido de no pocos deportistas y espectadores, promotores y apostadores, con su leyenda negra de tongos y tardes triunfales, con sus frontones legendarios de Donostia, Astelena eibarrés, Tolosa, Iruñea, Adarraga. Con sus héroes de leyenda Atanos, Arriaranes, Barberitos…

Y con ese “pique” nada agresivo de torneos interpueblos, territorios históricos contra territorios, y salta fronteras por el norte hacia Iparralde, por el Sur hacia Errioxa e incluso más allá.

El arranque del siglo XXI venía marcando como un envejecimiento de nuestro deporte; no aparecían valores nuevos, y arrasaba.

Y de repente ha venido la eclosión: treinta años más tarde, lejos de los García Ariño campeones individuales, a las puertas de Bilbao, un casi desconocido con un apellido áspero y largo, Urrutikoetxea, de Zarátamo para más señas, le roba la txapela de campeón a Olaizola II, candidato número uno todos los años, dejando atrás a los otros navarros Irujo, Bengoetxea, etc. Y para más inri, este año se alza con la txapela de parejas acompañando en la zaga a Olaizola II.

Y llega este mes de abril, entramos en la fase final del mano a mano, y van cayendo uno a uno los favoritos navarros, y cogen el relevo para acompañar a Urrutikoetxea veinteañeros vizcaínos y guipuzcoanos como Irribarria, Altuna, y el favorito número uno de Zarátamo.

¿Quién decía que la pelota a mano decae, que los jóvenes se han pasado en masa al fútbol, al baloncesto, al rugby? En buena hora sean venidos todos los deportes, aquí caben todos. Pero la pelota será siempre “nuestro” deporte, uno de nuestros signos de identidad, un elemento esencial de nuestra cultura milenaria, una muestra exquisita de la manera con que interpretamos la cortesía, y celebramos por igual victorias y derrotas.

Que también esa cortesía tiene ese sabor añejo, ancestral, esa expresión de la alta idea que se tiene aquí del esfuerzo generoso, del sudor en el trabajo, de la dignidad de la persona, ganadora o vencida, bardin da.

Honorio Cadarso es periodista